Valladolid Lauki raul vela cierre

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Sociedad

Su vida cinco años después del cierre de Lauki

El Español de Castilla y León charla con Raúl Vela García, un extrabajador de la planta vallisoletana que cumplirá el próximo 30 de septiembre cinco años desde que echara el cierre

12 septiembre, 2021 09:15

“Acabó la negociación y recuerdo que me puse a llorar tres días sin saber el porqué. Era de la presión que tuvimos durante un periodo de negociación que fue muy duro”, asegura Raúl Vela García, extrabajador de la fábrica de Lauki en Valladolid que echó el cierre el 30 de septiembre de hace ya cinco años.

Este vallisoletano, de 47 años, cuenta con nostalgia su paso por la planta pucelana. 21 años, los mejores de su vida. Sin embargo, y a pesar de haber formado parte del Comité de Empresa, no se pudo evitar el cierre. La presión de la Junta, del Ayuntamiento y también de la ciudadanía no sirvió para cambiar la opinión de Lactalis.

54 recolocaciones, 19 despidos con indemnización y once con prejubilación. Y cambios de vidas que quedaron marcadas como la de Raúl que nos cuenta cómo vivió esos intensos meses y cómo es su vida ahora, casi un lustro después.

Pregunta. ¿Cómo es su vida cinco años después del cierre de Lauki?


Respuesta. Estoy trabajando en Peñafiel, en Flor de Esgueva, que pertenece también a Lactalis y ahora está un poco más tranquila la cosa. La adaptación fue dura porque no nos recibieron con los brazos abiertos. Vienes a una fábrica que, aunque sea del mismo grupo está en un pueblo y son todo familia, amigos y conocidos que no nos recibieron con los brazos abiertos. Los primeros meses en Flor de Esgueva fueron duros para todos los que vinimos aquí.

P. ¿Lo de usted fue recolocación?


R. Sí, seis trabajadores fuimos recolocados a esta planta que está en Peñafiel.  

P. ¿Cómo recuerda el cierre de Lauki ese 30 de septiembre de 2016?


Tuve que recibir, incluso, ayuda psicológica porque la situación me saturó, hasta en mi vida familiar


R. Fue una situación dura y muy dolorosa porque a mí me pilló en el Comité de Empresa y sufrí todas las negociaciones. Fue un proceso durísimo. Tuve que recibir, incluso, ayuda psicológica porque la situación me saturó, hasta en mi vida familiar.

P. El año y medio previo fue duro, como apunta, con esas negociaciones, con la Fundación Anclaje e intervención de la Junta y demás que no sirvieron al final para evitar el cierre de la planta.


R. Incluso llegamos a ir a Bruselas. No sirvió porque esta multinacional tiene mucho poder y cuando toma una decisión la toma de lleno y no hay manera de que reculen. Incluso ni se presentaban a las reuniones. Hubo una en París con el embajador de España y Juan Vicente Herrera y no acudieron.   

P. Tras el cierre, 54 trabajadores fueron recolocados en otras fábricas, 19 despedidos con indemnización y once con prejubilación.


R. Así es. Yo fui uno de los trabajadores recolocados.

P. ¿Cómo recuerda esos 21 años en los que estuvo en Lauki?


Fueron los mejores años de mi vida 


R. Fueron los mejores años de mi vida por el trato con los compañeros, en la fábrica. Iba contento y era feliz trabajando. No me pasó lo mismo cuando comencé en Flor de Esgueva. Fue una diferencia descomunal. En Lauki teníamos la fábrica moderna, estaba al día y aquí era como venir a la prehistoria.

P. Ahora, ¿mejor?


R. Sí, ahora ha evolucionado la fábrica y con los compañeros el trato es mejor.

P. ¿Y los inicios en Lauki en ese año 1.996 cómo fueron?


Me recibieron con los brazos abiertos y el trato con los compañeros fue perfecto


R. Me pilló muy joven. Con 19 años y fenomenal. Me recibieron con los brazos abiertos y el trato con los compañeros fue perfecto, ya que me integraron rápidamente y me ayudaron desde el primer momento. Por eso me afectó tanto psicológicamente el cierre porque conocía a todos los compañeros. Al final vives más con ellos que con la familia. Por eso el cierre me hundió. Estuve un año con tratamiento psicológico y psiquiátrico, tomando pastillas y demás. Acabó la negociación y recuerdo que me puse a llorar tres días sin saber el porqué. Era de la presión que tuvimos.

P. ¿Y su evolución a lo largo de los 21 años en Lauki?


R. Fue buena porque además podías optar a puestos más elevados y te formaban para ello. Para mí fue perfecto.

P. ¿Realmente la planta no era rentable como decía Lactalis?


R. No, es mentira. El último año cerró con dos millones de beneficio. Se hizo un estudio en la Fundación Anclaje de la Junta de Castilla y León y Jorge Morro hizo elaboró un trabajo minucioso con 200 páginas en el que decía que era rentable en todos los sentidos. Hizo un estudio espectacular y tanto la Junta como el Ayuntamiento se involucraron al 100%. A nivel político nos apoyaron totalmente como la ciudadanía.

P. ¿Qué labor hace ahora en Flor de Esgueva?


R. Estoy en una zona que se llama de maduración. No tiene nada que ver la labor que hacía en Lauki con la que hago ahora. No es lo mismo el proceso de leche de brik que de queso. Es totalmente diferente. Ahora trato el queso cuando sale del saladero y se voltea y cepilla.

P. ¿Cómo ha cambiado su vida?


A mí me perjudicó porque me separé tras el cierre y porque me influyó psicológicamente muchísimo


R. No sé qué decirte. A mí me perjudicó porque me separé tras el cierre y porque me influyó psicológicamente muchísimo. También, otro inconveniente del traslado es que tienes que hacer 100 kilómetros cada día. La carretera es muy mala. El 16 de agosto tuve un accidente con dos jabalíes.

P. ¿Optimista con el futuro?


R.  Si te digo la verdad, como en Lauki, igual. Ahora parece que han invertido un poco de dinero en la planta pero creo que tendrá el mismo futuro que porque es una multinacional, tienen otra empresa más grande en Villarrobledo, más moderna, y está trabajando a menos volumen. Por esto creo que acabará en traslado.