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Una empresa de Castilla y León fabrica 45 mascarillas FFP2 y FFP3 por minuto en un pequeño pueblo

2 mayo, 2021 20:54

David Herrero


45 unidades por minuto, con una producción de entre cuatro y seis millones al mes, según los picos de demanda. Así son las mascarillas FFP2 y FFP3 ‘made in’ Palencia, en Villamuriel de Cerrato, de la mano de la marca 'Siempre Protegidos'. Calidad y garantía española contra el COVID-19 en tiempos de importaciones chinas y alertas por la presencia de elementos no aptos, como el grafeno.

El gerente de la empresa, Diego Aguado, afirma en declaraciones a la Agencia Ical que, antes de la pandemia, se dedicaban a la fabricación de textil, pero decidieron aprovechar su conocimiento y sus instalaciones para ponerse a disposición de la Junta de Castilla y León para fabricar batas sanitarias y todo lo que fuera necesario en el momento más fuerte de la pandemia.

Con todo aquello se observó que había una necesidad, así como una oportunidad, razón por la que se aventuraron a la compra de maquinaria para la fabricación de mascarillas con lineales automatizados. “De una necesidad a un negocio, pero con fecha de caducidad, al no saber el tiempo que va a durar”. No obstante, aclara que están apostando “muy fuerte” por ello y se espera recibir un retorno, tras la creación de en torno a 40 puestos de trabajo, para sumar 60 empleos. Aun así, se está a la expectativa de la tendencia del mercado.

‘Siempre Protegidos’ se ha especializado en mascarillas FFP2 y FFP3, aunque su fabricación se centra, principalmente, en las del primer tipo. En ellas se cumple toda la normativa de los EPI (UNE -EN 149:2001 + A1:2010), que es la que está establecida para esta tipología, y siempre no reutilizable. Todo ello sumado a la certificación emitida por parte de AENOR.

La primera empresa de este tipo de mascarillas en España en recibir este sello de calidad, tanto para trabajar dentro como fuera del país. Este sello representa un organismo certificado, al ser el que más prestigio tiene a nivel internacional. Lo que implica “un plus de calidad, así como avalar el saber hacer, los procedimientos, los tejidos y el proceso”. Es decir, una auditoria desde origen hasta final.

Capas y limpieza

La mascarilla se compone de cinco capas, conformada por una capa externa de ‘spunbond’ o TNT, una capa de filtración, otra capa de aireación, una nueva de filtración y se finaliza con ‘spunbond’ hipoalergénico o TNT. El problema está en la segunda y cuarta capa, es decir, en las de filtración, ya que si tiene contacto con la humedad se desintegra. “Las capas externas pueden estar intactas, pero los filtros se deterioran y no protegen igual”.

“Si las mascarillas tienen algo de vaho hay que retirarlas, aunque hayan estado puestas solo una hora, porque se estropea el poder del filtrado”. Lógicamente es mejor que no llevar nada, pero se puede estar reduciendo el porcentaje de filtración hasta un 80 por ciento, de una protección óptima entre el 94 y 96 por ciento, agrega a Ical.

Las mascarillas “realmente no se deben limpiar, por lo que como fabricantes no recomendamos su limpieza, al ser materiales no reutilizables muy complejos”. Por fuera puede estar perfecta, pero en el momento que tenga cualquier tipo de humedad se desintegraran las capas internas de filtración. De esa forma, no tendría validez, recalca.

Por ello, se recomienda que su uso sea de ocho horas, que es lo que marca la norma en cuestión. “Lógicamente tendrá algo más de tiempo de uso, pero hay que ajustarse a los parámetros en cada caso”.

Precio y calidad

Explica que se hace una comprobación de todas las mascarillas, para verificar que todos los puntos clave estén correctos. “Que la mascarilla esté bien formada y que tenga todos los puntos de soldadura correctos, unidad por unidad”.

Todo esto encarece el producto y lo que hace que haya que salir de España. “Esta mano de obra en China u otros países no se hace y van directamente a la caja sin garantizar su calidad. Te puedes encontrar cualquier cosa”. Sin olvidar que las mascarillas palentinas, de Villamuriel de Cerrato, no llevan el polémico grafeno.

Aguado deja claro a la Agencia Ical que en el mercado nacional “prima el precio y no la calidad”. Este es el motivo por el que tienen que salir a países en los que el poder adquisitivo sea un poco más elevado que el de España y no importen esos céntimos que cuesta a mayores”, como Alemania, República Checa, Francia, Portugal o Italia.

En España, los salarios y el coste de la mano de obra son más elevados que lo que viene de Asia. “Estamos dando entrada a producto asiático sin ningún tipo de control, ya que todo vale. A la contra, en países como Alemania, Francia o Estados Unidos te exigen algo más”.

Ese es un mercado muy potente que, con el sello de calidad, permite a la empresa palentina poder entrar y estar a la altura de la demanda de esos países europeos. A la contra, en España, “sigue primando el precio y el precio”. Incluso en las licitaciones de las instituciones, dado que es muy difícil competir con importaciones, añade. La empresa, además de fabricar con su propia marca, produce para terceros, pero sin bajar las exigencias y garantías, sentencia.