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Describen 6 complicaciones del embarazo que se relacionan con el desarrollo de enfermedades cardíacas en el futuro

1 abril, 2021 09:41

Una declaración científica firmada por la Asociación Americana del Corazón advierte de que hay seis complicaciones relacionadas con el embarazo que aumentan el riesgo de que una mujer desarrolle una enfermedad cardiovascular en el futuro, que son: la hipertensión arterial, la diabetes gestacional, el parto prematuro, el alumbramiento de un bebé con peso por debajo de la edad gestacional, la pérdida del embarazo y el desprendimiento de la placenta.

Así, la declaración, publicada en la revista 'Circulation', aboga por una prevención "enérgica" de estos factores de riesgo y por la prevención de la enfermedad cardíaca en las mujeres que sufren estas complicaciones cuando pasan de la atención al embarazo y el posparto a la Atención Primaria (AP), con un seguimiento continuo para controlar el riesgo cardiovascular a lo largo de la vida.

Aproximadamente entre el 10 y el 15 por ciento de las mujeres embarazadas experimentan resultados adversos del embarazo, es decir, complicaciones maternas o fetales que incluyen las seis estrechamente relacionadas con el riesgo de enfermedad cardíaca posterior, así como otras medidas relacionadas con la salud del bebé, como el bajo peso al nacer, la edad gestacional elevada y la restricción del crecimiento fetal.

"Los resultados adversos del embarazo están vinculados a que las mujeres tengan hipertensión, diabetes, colesterol anormal y eventos de enfermedades cardiovasculares, incluyendo ataque cardíaco y accidente cerebrovascular, mucho después de sus embarazos", ha expresado la presidenta del comité de redacción de la declaración, la doctora Nisha I. Parikh.

"La prevención o el tratamiento temprano de los factores de riesgo pueden prevenir las enfermedades cardiovasculares, por lo tanto, los resultados adversos del embarazo pueden ser una poderosa ventana para la prevención de las enfermedades cardiovasculares si las mujeres y sus profesionales de la salud aprovechan el conocimiento y lo utilizan para mejorar la salud", recalca Parikh.

Esta exhaustiva declaración revisa la literatura científica más reciente sobre los resultados adversos del embarazo y las enfermedades cardiovasculares, centrándose específicamente en las disparidades de salud, el estilo de vida y las recomendaciones de prevención. "Las pruebas que relacionan los resultados adversos del embarazo con las enfermedades cardiovasculares posteriores son consistentes a lo largo de muchos años y se confirman en casi todos los estudios que examinamos", afirma la doctora. Por ello, la declaración informa de la magnitud del riesgo relacionado con varias complicaciones del embarazo.

EL PORCENTAJE EXACTO DE RIESGO
En primer lugar, advierten de que la presión arterial alta en el embarazo, denominada hipertensión gestacional, aumenta el riesgo de que una mujer sufra una enfermedad cardiovascular más adelante en su vida en un 67 por ciento, e incrementa las probabilidades de sufrir un ictus en un 83 por ciento.

La hipertensión gestacional se define como la presión arterial durante el embarazo que es igual o superior a 140/90 mm Hg después de 20 semanas de embarazo en una mujer con lecturas previamente normales. Así, la preeclampsia (presión arterial alta durante el embarazo junto con signos de daño en el hígado, los riñones u otro órgano vital) es una afección grave y está relacionada con un riesgo 2,7 veces mayor de padecer posteriormente una enfermedad cardiovascular.

En lo que respecta a la diabetes gestacional (nueva aparición de diabetes de tipo 2 durante el embarazo), esta aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular de la mujer en un 68 por ciento y multiplica por 10 el riesgo de diabetes de tipo 2 después del embarazo.

Además, se ha comprobado que tener un parto prematuro (dar a luz antes de las 37 semanas) duplica el riesgo de que una mujer desarrolle una enfermedad cardiovascular y está fuertemente asociado a posteriores enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardiovasculares.

Por último, el desprendimiento de la placenta (separación de la placenta del útero antes del parto) se asocia con un 82 por ciento más de riesgo de enfermedad cardiovascular y el mortinato (muerte del bebé antes del parto) también se asocia a un riesgo casi doble de enfermedad cardíaca.

Tal y como informan desde este organismo americano, se necesitan más estudios que examinen la asociación de las complicaciones del embarazo y el riesgo cardiovascular en las mujeres negras, hispanas y asiáticas, pues las mujeres de estos grupos étnicos experimentan más resultados adversos en el embarazo y tienen una mayor carga de factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y enfermedades cardiovasculares en comparación con las mujeres blancas.

De hecho, el grupo de redacción de la declaración sugiere que la modificación de los factores de riesgo es especialmente importante para prevenir las enfermedades cardiovasculares en las mujeres de estos grupos que han tenido resultados adversos en el embarazo.

Así las cosas, estos científicos recuerdan que una dieta saludable mejora la salud cardiovascular de todas las mujeres, y los estudios sugieren que un patrón de alimentación sano durante los tres años anteriores al embarazo se asocia a un menor riesgo de complicaciones en el mismo.

"La adopción de una dieta cardiosaludable, unos patrones de sueño adecuados y el aumento de la actividad física entre las mujeres que experimentan resultados adversos en la gestación deberían comenzar durante el embarazo y continuar en el posparto y durante el resto de la vida de la paciente. Se trata de importantes intervenciones sobre el estilo de vida para reducir el riesgo cardiovascular", afirma Parikh.

LA LACTANCIA PUEDE REDUCIR EL RIESGO DE ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR
En este sentido, el documento también señala que la lactancia puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y trastornos metabólicos, como la diabetes de tipo 2, en una etapa posterior de la vida de la mujer.

Además, el grupo de redacción también sugiere oportunidades para mejorar la transición de la atención después del embarazo: un seguimiento postparto más prolongado, una suerte de "cuarto trimestre", para detectar el riesgo de enfermedad cardíaca y ofrecer asesoramiento sobre su prevención; así como una mejora de la transferencia de información sanitaria entre los profesionales de la obstetricia y los médicos de AP. Además, abogan por la realización de una historia clínica breve y específica de cada mujer para confirmar si tiene alguno de los seis factores de riesgo durante el embarazo.

"Si una mujer ha tenido alguno de estos resultados adversos en el embarazo, hay que considerar la posibilidad de vigilar estrechamente la presión arterial, el cribado de la diabetes de tipo 2 y de los lípidos, así como una modificación más agresiva de los factores de riesgo y recomendaciones de prevención de la ECV", ha apuntado Parikh. "Nuestros datos apoyan la recomendación de que estos importantes resultados adversos del embarazo deben ser "potenciadores del riesgo" para guiar la consideración de la terapia con estatinas dirigida a la prevención de la enfermedad cardíaca en las mujeres".

En un editorial adjunto, la doctora especialista en Neurología Eliza C. Miller escribe que el embarazo y el periodo posparto son una "ventana temporal crítica" en la vida de una mujer para identificar el riesgo de enfermedad cardiovascular y mejorar su trayectoria de salud. "El embarazo y el posparto deben considerarse el "año de oro" de las oportunidades para que los médicos identifiquen a las mujeres jóvenes en riesgo y trabajen con ellas para mejorar su futuro en materia de salud cardiovascular", afirma Miller.