Castilla y León

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Sociedad

Dos polémicas y un defensor a ultranza del buen uso de la mascarilla en su restaurante

24 enero, 2021 09:31

La hostelería de Valladolid sigue sufriendo y ya va casi un año, desde que arrancara la pandemia. NoticiasCyL Valladolid charla con Gonzalo Soriano Sánchez, gerente junto a su hermana del Restaurante Niza, que también sufre el golpe del COVID-19 y el cierre del establecimiento tras las nuevas medidas sanitarias de la Junta.

Defensor a ultranza del cumplimiento del protocolo anticovid en su local, Gonzalo ha tenido que echar de su local a más de un cliente que no ha cumplido con estas normas. Alguna de estas polémicas se han convertido en virales a través de Twitter. Hablamos con él de esto y de mucho más en la siguiente entrevista:

Pregunta. Otra vez cerrados. ¿Cómo ve la situación en general?


Respuesta. Lo veo todo con una tristeza enorme, no solo por la cantidad de vidas perdidas sino también por la sensación de desamparo por parte de nuestros gobernantes. También estoy totalmente desilusionado con el comportamiento incívico de determinadas personas.

P. ¿Y su situación en particular?


R. La mía, a nivel emocional, es un no parar de altos y bajos. Creo que en el día paso por todos los estados emocionales que existen. A nivel económico, la empresa se encuentra endeudada al mismo nivel que lo estaban mis padres hace 30 años. A esta incertidumbre hay que sumarle el sistema caótico de pagos de los ERTES. Es una situación complicada.

P. ¿Entiende estas medidas de la Junta de Castilla y León que vuelven a poner el foco en la hostelería?


R. Entiendo cualquier medida que sea en pro de que se frenen los contagios. Lo que no entiendo es que se nos soliciten unas medidas a poner en práctica en nuestros establecimientos, que se lleven a cabo y que se acabe produciendo el cierre de la hostelería.

Tampoco entiendo que aún habiendo sido demostrado el bajo índice de contagios desde la restauración, se tomen medidas tan restrictivas generales para un sector que ya de por sí engloba diferentes idiosincrasias.

P. ¿Cree que es la solución el cierre de los bares y establecimientos hosteleros? ¿Qué medidas tomaría usted?


R. Creo que no es la solución. Yo pienso que una política de penalización ejemplar del no cumplimiento de las normas sería más efectiva. Al final, con estas medidas se está fomentando que no se cumplan las normas. A mí me supone más esfuerzo, tanto mental, como económico, como físico, el hacer que se cumplan las normas en mi establecimiento pero si el resultado es el mismo para los que cumplen, y para los que no, esto me hace replantearme si merece la pena el esfuerzo.  Obviamente, mi conciencia y mi responsabilidad social hace que esta opción no se me pase por la cabeza pero la energía para seguir adelante es cada vez menor.

P. ¿Ha llegado alguna ayuda?


R. Más que ayudas son propinas. Ha llegado la del Ayuntamiento a las pymes, con la que no contábamos, nada más. Al personal le llegó una también pero no a todos.

P. Ha sido siempre muy meticuloso a la hora de que sus clientes respeten las medidas anticovid.


R. Sí, en todo momento. Cuando confeccioné nuestro protocolo, lo que tenía en mente era ver al cliente en la realidad como yo lo veía en mi imaginación. En todo momento pedí a mi personal que velara porque se cumpliera el protocolo. No podía permitir que un cliente se sintiera inseguro por el comportamiento de los demás. Cuando dicen que no somos policías, yo no estoy de acuerdo porque lo que sucede en nuestro establecimiento es responsabilidad nuestra. Es más cómodo pasar de todo y tener el local lleno que tomar medidas que no a todos gustan pero yo no soy así.

P. Eso le ha llevado a alguna polémica como la del pasado 10 de enero. ¿Qué ocurrió?


R. Ante las repetidas llamadas de atención a una familia para que se pusiera la mascarilla entre plato y plato, la clienta mostró su disconformidad a mis compañeros. Al acercarme, me espetó que “era de muy mal gusto lo que le obligábamos a hacer y que ella era clienta”. Ante este argumento yo ya sabía que no había solución positiva posible por lo que les solicitamos, por favor, que abandonaran el local. La señora respondió con continuas burlas y faltas de respeto hacia mi persona.

Desde el inicio del fin del confinamiento nos hemos tenido que enfrentar a varias situaciones, alguna que otra violenta por personas que no querían cumplir nuestro protocolo, el cual se compone de medidas sanitarias de obligado cumplimiento que expuso el Gobierno central y el regional para hacer frente a la pandemia.

P. Anteriormente también hubo otra que compartió con los seguidores de Twitter.


R. Ha habido varias. Una vez, un señor al marcharse del local le dijo a nuestro compañero que si seguíamos siendo tan estrictos dejarían de venir al restaurante lo que yo entiendo como un chantaje de manual.

P. ¿La gente respeta las medidas anticovid por lo que usted ve y ha vivido en su establecimiento?


R. En nuestro local, el 99% de la clientela las han respetado. Es más, nos han elegido por hacerlo. El problema está en que si hay negocios que te permiten no cumplir las normas o son más laxos por las medidas, hace que los demás parezcamos ogros.

P. ¿Cómo ve el futuro del sector, el suyo y el de la COVID?


R. Todo ha cambiado para siempre. Nada volverá a ser igual. El take away y el delivery van a marcar la restauración en los próximos tiempos. Los espacios ya no se verán de la misma forma que antes. Creo que incluso nos darán más respeto los locales concurridos.

Mi situación personal es complicada. A nivel psicológico me siento muy vulnerable y completamente desencantado de la clase política. El COVID-19 ha venido para quedarse, tendremos que asumirlo y adaptar nuestras vidas a la nueva situación.

P. Un objetivo y un deseo. 


R. Objetivos a corto plazo, a largo no tengo ninguno. Deseos, son tantos y casi todos tan difíciles o imposibles de cumplir… Obviamente, me gustaría que no hubiera ningún fallecido más, y ser igual de optimista que antes. También recuperar la confianza en los demás.