Castilla y León

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Castilla y León pierde casi un 20% de su población menor de 50 años en apenas diez años

28 diciembre, 2020 10:26

La despoblación y el envejecimiento de la sociedad llevan siendo ya varios años un serio problema en Castilla y León. Y lo cierto es que, lejos de mejorar las cifras, cada año que pasa se agrava más. 

El Instituto Nacional de Estadística ha publicado este mes las cifras definitivas de población en Castilla y León a 1 de enero de 2020 y estas no pueden ser más desoladoras. No en vano, la evolución de esta estadística ha supuesto que ya casi haya las mismas personas mayores de 50 años que menores en toda la comunidad debido al crecimiento de las primeras y hundimiento de las segundas. 

Así, según la citada fuente, el número de menores de 50 años se sitúa en toda la comunidad en 1.169.361 personas, por 1.231.946 menores de esa edad. Apenas una diferencia de 62.000 personas entre ambos núcleos de edad. 

Esta cifra, ya preocupante, lo es aún más si se compara con años anteriores. Y es que en 2010, una década antes, la diferencia era de casi 450.000 personas. 

El problema radica en la pérdida de población, debido a migraciones de la juventud, fallecimientos y pocos nacimientos, y el propio crecimiento de la sociedad, cuya esperanza de vida, es cierto, es muy alta. 

De hecho, en 2010, el número de personas menores de 50 años que residían en Castilla y León se situaba en 1.492.933 lo que, enfocado a la actualidad, supone un descenso de casi el 20% de esta población, 261.000 personas en solo diez años. Más de 71 personas por día ha perdido la comunidad en esa franja de edad durante la última década. 

En el otro extremo, sin embargo, los mayores de esta edad han crecido y han pasado de 1.054.425 a 1.169.361, 115.000 más o, lo que es lo mismo, 31 personas por día. 

Yendo más al detalle, es extramadamente preocupante la situación de la juventud. Entre los 20 a los 40 años, en estos diez años, la pérdida es de más de 200.000 personas entre una franja que, actualmente, cuenta con cerca de 480.000 personas, una auténtica sangría poblacional.

En el otro extremo, los mayores de 90 años casi se duplican, pasando de menos de 30.000 en 2010 a más de 52.000 en 2020.