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ENTREVISTA | Celia, enfermera del Hospital Clínico de Valladolid infectada en la segunda ola COVID: “No sé dónde ni cuándo he podido contagiarme”

29 octubre, 2020 09:07

“No sé ni dónde ni cuando he podido contagiarme. Todos mis pacientes son COVID positivo pero nos protegemos bien. También cabe la posibilidad de haberme contagiado a través de algún compañero o contacto ajeno al ámbito laboral y que fuera asintomático”, nos confiesa Celia Plaza Lazo, enfermera vallisoletana de 25 años, que trabaja en el Hospital Clínico de Valladolid y que ahora está en cuarentena tras dar positivo por coronavirus.

La pucelana nos confiesa que el personal sanitario “está muy cansado” ya que “les están exprimiendo al máximo” y añade que “no ve el fin de la pandemia” y teme la dura crisis económica que derivará de la sanitaria. Así nos lo cuenta en esta entrevista.

Pregunta. Usted trabaja en el laboratorio central del Hospital Clínico de Valladolid pero en ambos picos de la pandemia, en marzo y ahora en octubre, ha estado en planta COVID. ¿Cómo le comunican que tiene que desempeñar esa labor y cómo se lo toma?


Respuesta. En ambas ocasiones me lo comunicaron por teléfono. En marzo me llamaron porque se me acababa el contrato por una baja maternal que estaba cubriendo en el servicio de extracciones. Me ofrecieron dos contratos para incorporarme al día siguiente, uno en la planta de hospitalización y otro en la REA.  Pregunté si eran zonas COVID pero no me dieron más información aunque supuse que sí porque por el mes de marzo prácticamente todo el hospital estaba dedicado al virus por lo que pensé, y en lo cierto estaba, que me tocaría a mí también.

Desde marzo y hasta julio he estado poniéndome los EPIs, todos los días, y varias veces. La forma de trabajar en una planta COVID no te la enseña nadie porque al final es nueva para todos. Todo el personal sanitario fuimos aprendiendo juntos y de cero.

La forma de trabajar en una planta COVID no te la enseña nadie porque al final es nueva para todos

Por suerte, en verano necesitaban a una enfermera en extracciones para cubrir las vacaciones y no me lo pensé dos veces. Volví a mi antiguo servicio ya que las cifras de ingresados se habían reducido bastante, incluso llegando a solo 4 en el Hospital Clínico, dato muy esperanzador después de los 300 que tuvimos en el pico máximo de la pandemia.

Tenía pensado llamar al hospital una semana antes de que se me acabara el contrato de verano ya que sabía que necesitaban enfermeras pero se me adelantaron y me convocaron para volver a la planta en la que había estado en marzo tras los meses de verano. 

P. ¿Cómo recuerda el primer pico de la pandemia?


R. Al principio parecía una película. Las plantas del hospital se fueron abriendo como “sucias” de arriba hasta abajo. De la undécima a la cuarta, que son muchas plantas con muchas camas y todas ellas ocupadas por un virus del que nadie sabía nada.

Nos explicaron cómo debíamos ponernos los EPIs y poco más. El resto lo aprendíamos sobre la marcha y trabajando en equipo. Al principio, recuerdo que trabajábamos muy duro frente a lo desconocido, empujados por un subidón de adrenalina. Ese pico de energía no ha sido eterno y hemos acabado agotados, sobre todo psicológicamente.

P. ¿Cómo estaba viviendo este comienzo de la segunda ola?


R. Viendo como se había desarrollado el verano, no pensaba que fuera a haber una segunda ola. En octubre volví a la planta en la que había estado anteriormente, con los mismos compañeros con los que había aprendido a actuar. Esto me hizo estar más tranquila al comienzo de esta segunda ola del virus.

P. Y digo cómo estaba viviendo porque el jueves de la semana pasada se confirmaba su positivo por COVID y ahora esta en casa. ¿Cómo se da cuenta de que algo le estaba pasando?


R. Estaba siendo una semana muy dura en el hospital. Muchos ingresos, pacientes que suponían una gran carga de trabajo y me encontraba cansada, algo que me parecía normal con el ritmo frenético que llevábamos en planta. El punto de inflexión fue el miércoles, 21 de octubre. Estaba de saliente de noche, me desperté a la hora de comer y la comida no me sabía a nada. En ese momento supe que tenía el virus.

P. ¿Ha tenido síntomas? ¿Qué ha notado?


R. Mis únicos síntomas han sido disgeusia y anosmia, muy característicos del COVID. Supongo que el cansancio que sentí la semana anterior también estaba relacionado con el virus.

P. ¿Cómo se ha podido producir ese contagio? Nos comentaba “off the record” que al final en el Hospital Clínico se protegen muy bien.


No sé ni dónde ni cuando me he podido contagiar


R. No sé ni dónde ni cuándo me he podido contagiar. Es cierto que todos mis pacientes son COVID positivo pero nos protegemos muy bien. También está la posibilidad de haberme contagiado de algún compañero o contacto ajeno al ámbito laboral que fuera asintomático.

P. ¿Puede ser esta segunda ola peor que la primera?


R. Espero que no. Los ingresos están aumentando pero las cifras aún no se asemejan a las de la primera ola. Ahora solo nos toca trabajar duro y mantener las medidas sanitarias para evitar más contagios e ingresos. Uso de la mascarilla, higiene de manos y respetar la distancia de seguridad son claves mientras esperamos una vacuna eficaz.

P. El personal sanitario está agotado ya tras meses de duro trabajo.


Estamos muy cansados. Nos están exprimiendo al máximo


R. Estamos muy cansados. Nos están exprimiendo al máximo. La falta de personal de enfermería hace que tengamos jornadas laborales muy duras y con más pacientes a nuestro cargo. Muchas de mis compañeras, cada día, trabajan en una planta diferente y nueva para ellas, algo que genera mucho estrés e indirectamente propicia más bajas laborales. Al final es la pescadilla que se muerde la cola pero aún nos queda energía para seguir luchando.

P. ¿Faltan efectivos?


R. Sí, faltan enfermeras pero esto ya venía desde antes del coronavirus. Atendiendo a varios estudios actuales, estos indican que el ratio de enfermera-paciente es de los más bajos de Europa. Muchos de mis compañeros y compañeras, entre los que me incluyo, estamos de baja por COVID. Otros por la sobrecarga emocional que producen las duras jornadas de trabajo y otros tienen que quedarse en cuarentena.

P. ¿Cuándo se podrá acabar con esta pesadilla?


R. Por el momento no veo fin a esto. La vida normal, como antes la concebíamos, está muy lejos, siendo realista. No creo que volvamos a ese punto. Además, después de poner fin a la crisis sanitaria vendrá una económica muy dura.