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Los simuladores de vuelo de la ULE retoman su actividad formativa

27 octubre, 2020 16:52

La Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial de la Universidad de León (ULE) retoma la actividad en el Centro de Simulación Aérea después de un periodo interrumpido a causa del confinamiento producido por el COVID-19. Los simuladores vuelven así a encender sus motores para dar respuesta a las actividades que los cursos pasados se venían realizando y lo hacen con todas las medidas de seguridad sanitaria establecidas por las autoridades competentes, destacan desde la institución académica.

En los simuladores de la Escuela se llevan a cabo prácticas de diferentes asignaturas, tanto del Grado de Ingeniería Aeroespacial como del Máster de Ingeniería Aeronáutica. Recientemente, se han retomado las prácticas de vuelo del Curso de Extensión Universitaria que fueron interrumpidas el pasado mes de marzo y cabe recordar que durante los cursos pasados se desarrollaron en estos simuladores diferentes iniciativas complementarias a la propia docencia, como campus tecnológicos, jornadas de puertas abiertas y talleres, participación en la Semana de la Ciencia, y visitas de diferentes colectivos.

Tres modelos


La Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial tiene instalados tres simuladores de Vuelo (propiedad de la ULE) y un simulador de Navegación Aérea (cedido por Indra) que permiten operar los siguientes modelos de avión: Boeing 737 NG 800, Beechcraft Baron 58 y Cessna 172. CR12. Con estos modelos, el objetivo principal del Centro de Simulación Aérea es impartir una formación que permita reducir el error humano en los vuelos. Una simulación parte de una reconstrucción de modelos de actuación reales y permite tomar decisiones relacionadas con dicho modelo, minimizando el riesgo de tomar decisiones erróneas en el mismo hecho en una situación real. De esta forma, el alumno adquiere competencias a través de una base eminentemente práctica con su propia experiencia.

La formación basada en la simulación permite tomar decisiones en escenarios reales. Es lo que se conoce como ‘learn by doing’, metodología orientada a la acción, es decir, aprender experimentando situaciones que se sienten reales. Este tipo de aprendizaje facilita esa adhesión o retención de la información y permite aprender más rápido a la vez que facilita el desarrollo de una mayor intuición a la hora de tomar decisiones reales, añaden desde la ULE.