Castilla y León

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Opinión

Tauromaquia y niños

15 octubre, 2020 17:49

El grupo parlamentario de Unidas Podemos ha presentado una enmienda a la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia Frente a la Violencia, para incluir en este texto la prohibición de los menores de edad para que puedan asistir a los espectáculos taurinos, así como a las escuelas taurinas para la enseñanza del toreo.

Dicha enmienda, se basa en una “preocupación” de la máxima autoridad por el Comité de los derechos del Niño de la ONU, sobre la participación activa o como espectadores de niños y adolescentes en espectáculos públicos “en los que se maltraten o sacrifiquen animales vivos y donde éstos puedan herir de gravedad, incluso matar a humanos en presencia de los menores”. Asimismo, este organismo, según recuerda la enmienda, “califica el aprendizaje y ejecución del toreo profesional por parte de los menores como una de las peores formas del trabajo infantil”.

Visto así, está claro que lo que pretende dicho grupo es la supresión de la cantera o base de la tauromaquia cortando de raíz su continuidad y desarrollo y, en definitiva, su futuro. Aunque, bien es cierto que dicha enmienda es muy difícil que prospere, ya que el PSOE en principio no la apoya, aunque sí otras en el mismo proyecto de ley, no es menos cierto que el clima antitaurino ya no es una excepción en la Cámara y comienza a ser habitual en ella, de aquí que sea necesario salir al paso de dicho ataque con argumentos lo más sólidos posibles.

Por ello, debe recordarse que, en otro país taurino, como Francia, ya ha habido precedentes similares sin que, gracias al eficaz trabajo del Observatorio para las Culturas Taurinas, éstas no hayan prosperado en absoluto. Tal es el caso de las recomendaciones, una también dirigida al Gobierno de Portugal y recursos interpuestos en Francia por la Fundación Franz Weber que, sin duda, ha inspirado a Unidas Podemos en sus planteamientos referidos.

Dicha Fundación, se caracteriza por su contumaz antitaurinismo, si bien, los tribunales franceses han rechazado una y otra vez sus pretensiones, basándose fundamentalmente en los análisis del citado Observatorio, de carácter antropológico, jurídico y psicológico. A tal efecto, se señala el carácter estructurante que en la personalidad del niño tiene el sentimiento de pertenencia a una cultura, como sucede en las regiones francesas, donde el toro, como animal emblemático, ejerce una fascinación desde hace siglos tanto en países mediterráneos como desde el siglo XVI en Iberoamérica.

Además, la iniciación desde niños al toreo enfrentándose a animales jóvenes, cuya muerte no se realiza en el ruedo, produce para ellos menos riesgo y menos accidentes que algunas prácticas deportivas  como el rugby y el canyoning, y que desarrolla el dominio sobre sí mismos y sobre su cuerpo, el aprendizaje de la quietud y de la lentitud en sus gestos, el respeto por el animal y la observación de su forma de comportarse para llegar a su complicidad con él y así conseguir la estética de la lidia. Una lidia que, cuando se realiza en el espectáculo reglado, dignifica la muerte del animal.

El arte taurino, lo que consigue de forma incuestionable es sublimar la violencia o la crudeza de la misma, en palabras de Fernando Savater. Y, a la vez, el respeto a la identidad cultural, en este caso de los niños, imprescindible para su desarrollo, participando como un derecho incuestionable en la vida cultural, tal y como señalan diversos pactos internacionales y en concreto la Declaración de los Derechos del Niño de 1959, principio primero e, igualmente, en su Convención de 1989.

También, desde el punto de vista psicológico y psiquiátrico, se ha concluido que para los niños es una experiencia enriquecedora, al proponer valores positivos y estructurantes en una respetuosa y sensible convivencia.

Como, igualmente, los estudios realizados por el referido Observatorio Francés han demostrado que en las regiones del sur de Francia de tradición taurina, son menos frecuentes los delitos violentos que en las restantes. Ello demuestra que la tauromaquia no contribuye a la violencia, como señalan los antitaurinos, sino todo lo contrario.

Para finalizar, quiero recordar que siendo Alcalde de Ciudad Rodrigo, y en el deseo de potenciar el Carnaval del Toro, creamos el “encierro taurino infantil”, con becerros mansos pero corretones, con gran éxito de participación y de donde con los años saldrían los corredores de los encierros de toros de casta. Un logro totalmente a la inversa de lo que ahora se pretende y eso que teníamos un concejal comunista que llegó a nuestro pueblo de maletilla. Pero claro, eran otros tiempos y otros comunistas.