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VÍDEO | Tordehumos o el claro ejemplo de que las mejores esencias van en frascos pequeños

17 octubre, 2020 10:00

El encanto patrimonial y cultural que atesora la provincia de Valladolid en su conjunto nos lleva hasta Tordehumos, una pequeña localidad vallisoletana ubicada a 50 kilómetros de la capital, de 411 habitantes, y que cuenta con una gran riqueza en forma de iglesias o castillos de los que podemos disfrutar en estos tiempos de coronavirus.

El alcalde del municipio vallisoletano, Agapito Bravo Guerra, que nos acompaña en nuestro paseo por las calles del pueblo, asegura que están siendo “momentos difíciles para todos” por la pandemia y “especialmente para los mayores” y muestra su “preocupación” por la situación “tanto económica como sanitaria y social” a la que nos está llevando el coronavirus.

El primer edil destaca “el comportamiento de los vecinos” durante estos difíciles meses aunque “hace un llamamiento a la responsabilidad” asegurando que “toda precaución es poca para acabar con esta pesadilla” ya que “nadie sabe dónde se esconde el virus”.

Tordehumos sí que pudo disfrutar, a principios de febrero, de sus Fiestas de las Candelas, pero ha tenido que suspender su tradicional mercado de agosto y sus Fiestas del Santo Cristo de la Vega, en septiembre. Sin embargo, nos damos una vuelta por esta localidad vallisoletana para disfrutar de todo su encanto patrimonial y culltural con la Iglesia de Santa María, la de Santiago, el Castillo, la Ermita del Santo Cristo de la Vega y el Ecomuseo, como puntos clave.

La Iglesia de Santa María y un retablo que quita el sentido


“Nuestro pueblo cuenta con un gran valor patrimonial para disfrutar con todas las medidas de seguridad e higiene oportunas. Una de nuestras joyas es la Iglesia de Santa María La Sagrada, que ha ganado en importancia desde que se restauró el retablo mayor sin dejar de lado el resto de las imágenes”, nos cuenta, en declaraciones a NoticiasCyL Valladolid, el regidor.

Tras salir del Ayuntamiento y pasar por la Plaza Mayor, donde se ubica la Oficina de Turismo, nuestra primera parada es en esta joya de Tordehumos. Una iglesia de construcción renacentista, del siglo XVI, que guarda en su interior auténticas maravillas como el retablo mayor, del año 1.548, que acompaña a varios retablos laterales platerescos, un Cristo de Francisco Giralte y una Inmaculada, del taller de Gregorio Fernández.

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“Es una iglesia que cuenta con varias singularidades. Una de ellas es que solo tiene una nave con bóveda de cañón, apoyada sobre arcos fajones que se sustenta en columnas y en contrafuertes exteriores”, nos cuenta José María Collazos del Castillo, teniente de alcalde y presidente de la Asociación de Jubilados y Pensionistas ‘El Hogar’, que se une a nuestro paseo y nos da detalles de nivel de uno de los emblemas del pueblo.

El retablo, recientemente restaurado, quita el sentido. Destacan fundamentalmente las doce tablas de pintura pero no es de menor impotancia la escultura y la mazonería del armazón del retablo. El último de estos puntos a destacar, muy importante también, es la imagen que preside la iglesia, que es la de ‘La Sagrada’, la madre de Dios, pocas advocaciones dedicadas a la virgen como madre de Dios.

Una petición, ermitas, castillos y vistas para disfrutar


Tras visitar la Iglesia de Santa María llegamos a la de Santiago, del siglo XVI, con elementos de estilo mudéjar como el púlpito, el artesonado y el coro alto a los pies, tallados en madera. Destacan hasta un total de cinco retablos, algunos de estilo barroco, y la escalera de caracol para acceder a la torre.

Desde el Ayuntamiento de Tordehumos se pide “más colaboración” por parte de las administraciones para “restaurar el retablo mayor” de esta Iglesia de Santiago “de gran valor artístico” y que “necesita urgentemente un tratamiento y una limpieza” para “apreciar todo su encanto”, añade el alcalde.

Tras esta petición nos dirigimos a las afueras de la villa para visitar la Ermita del Santo Cristo de la Vega lugar en el que, en fiestas, se ve “la gran devoción por el Cristo” como apunta Agapito Bravo Guerra. Edificio barroco que alberga restos de un primitivo emplazamiento con un gran arco mozárabe del siglo X.

El castillo, declarado Bien de Interés Cultural, es otra de nuestras paradas obligadas. “Aquí se pusieron las bases de lo que hoy es Castilla y León con la firma del Tratado de Tordehumos el 20 de abril de 1194. Es muy visitado en cualquier época del año”, nos cuenta el alcalde.

Del siglo XII, solo se conservan algunos de los muros exteriores que están situados en lo alto e un pequeño cerro con unas vistas espectaculares desde el que se llegan a divisar, en días claros, partes de la Cordillera Cantábrica.

Un museo para disfrutar con nuestro pasado


La representación de los oficios tradicionales del pueblo la guardamos en el Ecomuseo, una antigua casa de labranza en la que podemos conocer los oficios de pastor, guarnicionero, albañil y carpintero, remontándonos unos años atrás”, asegura el alcalde a nuestra llegada a un lugar en el que retrocedemos unos cuantos años en el tiempo.

Se trata de una casa vieja de labranza rehabilitada que guarda la fisionomía de las casas del siglo XIX y en la que podemos conocer también el modo de vida de los herreros, albañiles, carpinteros, zapateros, curanderos y/o lavanderos, a través de sus útiles más característicos.

Para visitar este museo ahora hay que hacerlo con cita previa llamando por teléfono a la Oficina de Turismo: 983 714 225.

Un lugar perfecto para terminar una agradable visita por un municipio acogedor y con mucho encanto patrimonial y cultural en la provincia de Valladolid.