Se trata de un procedimiento que, según marca el Código de Derecho Canónico, deben cumplir todos los obispos al cumplir los 75 años, como informaba entonces el Arzobispado burgalés, que indicaba que el prelado seguiría estando al frente de la diócesis, ejerciendo normalmente su ministerio hasta que el Santo Padre, o sus mentores, contestaran a la renuncia presentada en los cinco años siguientes.

El 30 de octubre de 2015, el papa Francisco nombró arzobispo de Burgos a monseñor Fidel Herráez, quien tomó posesión de la archidiócesis el 28 de noviembre del mismo año. Desde entonces ha vivido con plena dedicación, según se destacaba desde el Arzobispado, “sus obligaciones pastorales, realizando la visita canónica a todas las comunidades religiosas de vida activa y contemplativa, así como a un muy alto porcentaje de las 1.003 parroquias que componen el territorio diocesano”. Además ha sido impulsor de “la reforma de la curia diocesana y del plan pastoral centrado en el anuncio del Evangelio”, recoge Diario de Burgos.