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Sociedad

En los tiempos de la COVID-19, los pacientes con enfermedad cardiovascular se enfrentan a una doble amenaza

29 septiembre, 2020 09:34

La mayoría de los infartos de miocardio y muchos de los accidentes cerebrovasculares –la mayor causa de muerte en todo el planeta con 17,1 millones de decesos al año- se producen por una obstrucción de las arterias, favorecida por unos factores de riesgo que tienen que ver con nuestro estilo de vida y que pueden modificarse. Así lo asegura la cardióloga del Hospital San Juan de Dios de León Gloria Álvarez Vicente, en el marco del Día Mundial del Corazón, ese músculo que bombea sangre a todo el cuerpo y al que a veces se presta tan poca atención.

“El tabaquismo es uno de sus principales culpables“, expone sobre una adicción a la nicotina que es responsable de uno de cada cinco fallecimientos por enfermedad cardíaca. “Hacen falta más campañas de concienciación para no empezar a fumar en la adolescencia“, explica una especialista que se confiesa  “preocupada“ por el repunte del consumo de cigarrillos entre los más jóvenes.

Además, una alimentación inadecuada y la falta de ejercicio conducen a la hipertensión, la diabetes, la obesidad y al colesterol elevado, «una grasa esencial» que, sin embargo, se convierte en un problema si el hígado tiene un déficit genético para metabolizarlo. En este sentido, según precisa en esta jornada celebrada bajo el lema 'Utiliza corazón', la dieta mediterránea, con el aceite de oliva como ingrediente básico, se convierte en el mejor aliado para reducir sus niveles.

“Con la globalización se está perdiendo“, lamenta al tiempo que apuesta por unos hábitos alimentarios que destierren las grasas trans, hidrogenadas artificialmente, que se usan en la bollería industrial, así como la mantequilla y el aceite de palma.


La IC con fracción de eyección preservada


Mejorar el abordaje de los pacientes con insuficiencia cardiaca (IC) es un gran reto que pasa por la prevención, la detección precoz, el diagnóstico y el tratamiento. Pero, aunque se ha evolucionado mucho en los primeros aspectos, su manejo -sobre todo en el caso de la IC con fracción de eyección preservada- sigue siendo complejo.

“De momento no contamos con fármacos en nuestro arsenal terapéutico que consigan reducir la mortalidad“, expone Álvarez Vicente, que ve una media de doce enfermos crónicos diarios en hospitalización. En las consultas externas, de las que se encargan en mayor medida sus compañeros, los doctores Javier Vara y Norberto Alonso Orcajo, esta cifra se dispara.

La disfunción eréctil alerta de una patología cardíaca hasta tres años antes. A este respecto, la experta, que trabaja desde 1998 en el Hospital San Juan de Dios de León, celebra que cada vez haya “menos tabúes“. “Antes no se tocaba el tema, pero ahora se comenta de una manera mucho más abierta“, afirma. Y es que, según recuerda, “al margen de ser un síntoma, es un efecto secundario del tratamiento con betabloqueantes“.

Por su parte, el Sintrom sigue estando indicado para los pacientes con fibrilación auricular valvular. “Los que no son portadores de una protésis mecánica sí se están beneficiando de los otros fármacos, pero aún falta que se financie para el tratamiento del tromboembolismo pulmonar“, señala. Porque los frecuentes controles para ajustar las dosis del Sintrom ‘atan‘ al paciente y sobrecargan el sistema sanitario.

Las consecuencias de la COVID-19

En los tiempos de la COVID-19, los pacientes con enfermedad cardiovascular se enfrentan a una doble amenaza. No solo están expuestos a un mayor riesgo pudiendo desarrollar formas más graves de la patología, sino que también es posible que descuiden la atención médica que requiere su corazón por temor al contagio.

“Los cardiólogos estamos también aprendiendo a ayudar a nuestros pacientes a distancia en una apuesta por la telemedicina. Por un lado, para realizar un control de su patología sin que tengan que acudir al hospital, pero también para filtrar los casos en que sí que es necesario que vengan“, subraya la doctora Álvarez Vicente, que se decantó por Cardiología por ser “una especialidad apasionante“.

“Cuando yo empecé, prácticamente solo contábamos con el ecocardiograma en los estudios de diagnóstico por imagen. Ahora está la prueba de resonancia magnética y el TAC cardiaco“, apunta sin olvidar una subespecialización que la hace muy atractiva para los MIR.