Castilla y León

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Opinión

¿Memoria democrática?

20 septiembre, 2020 21:33

No existen las casualidades ni el crimen, ni la política y, por tanto, no puede ser casualidad que el único partido político que vivió la cruel y asesina segunda república, que finalizó por la reacción militar al asesinato de líder de la oposición por manos de policías de ese partido, que actuó durante la guerra, desapareció tras ella y renació con la democracia con las mismas siglas y repleto de dirigentes del régimen anterior del que vivieron opíparamente pero pareciesen habían sido perseguidos, sea ahora el que ,con falsedades, mentiras y manipulaciones, pero con rimbombantes expresiones y boato, estén por redactar la ley de la memoria democrática.


¡Albricias!, por fin alguien en la política patria se quiere atrever a dar valor, memorizar y ensalzar a aquellas personas que, por ser militar, policía, político -sobre todo de derechas-, periodista e incluso algún socialista han dado la vida, la de sus familiares, la de sus hijos, para que la democracia en España se implantara, por ser el deseo de la mayoría de los españoles. Por fin alguien haría justicia con la angustia de esas madres que despedían a su hijo a la puerta de casa mientras este tenía que mirar los bajos de su vehículo por haber dicho que se sentía español. Por vez primera, desde la izquierda, se quiere superar la división entre los españoles y valorizar, fortalecer y cuidar de las víctimas de muchos años en los que, en las vascongadas principalmente, pero en toda España, había unas alimañas que asesinaban para con ello alcanzar la dictadura del proletariado en lo que ellos han dado en llamar euskalerría (compuesta de parte en España y parte en Francia), pero solo asesinaban en España.


Por fin, el único partido que ha hecho uso del terrorismo de Estado, la única formación que tiene manchadas las manos de sangre y los bolsillos repletos de dinero manchado con ella, pedirá perdón, indemnizará a las víctimas creadas por él, cuidará de darles el mejor trato también a estas que, por pocas que sean, lo han sido por su culpa, por su dejación.


De una vez se pondrán sobre la mesa las repugnantes cesiones que un presidente del gobierno hizo a ETA para dejar de matar, que no dejar de presionar, perseguir, amenazar y acosar a los que, sintiéndose españoles y siendo vascos, en sus tierras habitan, para pedir perdón por utilizar los muertos.


Tras el error de haber llorado la muerte del asesino de Miguel Angel Blanco, tras haber presentado su pésame en las Cortes que están pendientes aun de que reconozcan los muertos por covid19 y les otorguen la condición de “víctima”, reconociendo los errores cometidos que nos han llevado a ser el país con el mayor número de víctimas y el peor gestionado, parece que, ahora, quiere dictar una Ley que fortalezca la memoria democrática, es decir aquella que tenemos en democracia.


Pero, ¡cáspitas! no, no es eso lo que parece desean hacer, lo que buscan es romper la Cruz que ha sido símbolo, estandarte, corazón y alma de la España desde que esta nace, del imperio más grande del mundo que esta creó y de los momentos más brillantes de su historia. No, no buscan recordar la sangre de los mártires, sino ensalzar a los martirizadores. No, no pretenden buscar a las víctimas de las carreteras que como consecuencia de la Chekas cayeron durante la república y durante la guerra, sino a quienes dirigían esas Chekas, que ya han sido autorizadas, pagadas y buscadas con dinero público, quieren anular los juicios del franquismo, cuando eso ya está hecho desde que Conde Pumpido así lo ordenó, quieren convertir una Abadía en un cementerio civil, cuando desde hace ya muchísimo tiempo en España no existen los cementerios civiles y los religiosos por haberse abolido tal dicotomía.


Lo que buscan es ocultar que ellos también tienen las manos manchadas de sangre, que son los únicos con ellas manchadas jugando en la democracia, que, sólo rememorando al dictador, al que dejaron morir en la cama y no se enfrentaron, podrán cambiar la historia con una ley que parece redactada por él contra la masonería… ¡Dios mío! cuánto sin Dios para tanto desagarramantas.