Castilla y León

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Opinión

De la Memoria Histórica a la Memoria Democrática

18 septiembre, 2020 17:29

Cuando todos o casi todos los españoles nos sentíamos orgullosos de la Transición que nos hizo pasar de un régimen autocrático a una democracia parlamentaria, merced a la tolerancia y buen hacer de quienes habían vivido la guerra civil en uno y otro bando, algo que fue reconocido y puesto de modelo en todo el mundo, llegó a la presidencia del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, sin duda el peor presidente de Gobierno en la España democrática tan sólo superado por Pedro Sánchez, y se sacó de la manga la llamada Ley de la Memoria Histórica, (histérica diría yo), poniendo en cuestión los logros de la transición y avivando el enfrentamiento entre las dos Españas, Ley que el PP con mayoría absoluta no se atrevió a derogar.

Una forma habitual en la izquierda española de entretener al personal, tratando de distraer nuestra atención de los auténticos problemas que padecía nuestro país que eran, como ahora, el paro y la crisis económica. Vaya por delante el derecho de los deudos de uno y otro bando a recuperar sus restos de las distintas cunetas y fosas comunes, e incluso a contar con ayudas económicas del Estado para la localización y excavación de los enterramientos, y al libre acceso a todo tipo de archivos que permitan localizar a las víctimas. Pero como es habitual entre nosotros, aquello degeneró en la proliferación de chiringuitos y asociaciones a la búsqueda y captura de subvenciones y mamandurrias, con supuestos investigadores y propagandistas del tema en cuestión. Se trataba en definitiva, de transformar a los perdedores de la guerra civil en ganadores, guerra en la que sin duda se cometieron barbaridades en ambos bandos. Si ninguna guerra es civil, esto es, civilizada, las llamadas guerras civiles son las más inciviles de todas ellas.

En paralelo con la localización de las víctimas, que podría ser la única justificación de la pretendida Ley, (o es Memoria o es Historia), se reconocieron derechos a las víctimas y sus herederos, se anularon (?) los juicios y condecoraciones, y se ordenó hacer desaparecer cualquier vestigio de aquel régimen, salvo que tuvieran valor artístico. Se cambiaron los nombres de las calles, se retiraron cruces y placas que hicieran referencia a los caídos “del otro lado” e incluso hicieron retirar unas pequeñas placas grises de 12 por 15 cm. que figuraban en los portales de los millones de viviendas construidas por el Instituto Nacional de la Vivienda. Por cierto, el actual gobierno, con 23 ministros, carece de Ministerio de la Vivienda.  Al menos, respetaron los pantanos que hizo Franco.

Y hoy, después de la exhumación de Franco,(otra maniobra de distracción) y que algunos relacionan con el desastre de la pandemia en nuestro país como si de la maldición de Tutankamon se tratara, nos amenazan con una nueva ley para hacer olvidar al personal la situación sanitaria, económica y social en que nos han sumido y que nos ha llevado a liderar en sentido negativo todos los rankings que existen sobre la pandemia. Nueve de las diez regiones de Europa con mayor porcentaje de contagios son españolas. Gran éxito del mando único...

Esta nueva Ley de Memoria Democrática pretende completar la anterior, y como aquella, es otro señuelo para distraer al personal, y tranquilizar a la facción podemita del Gobierno, ya que mientras hablemos de ella no hablamos de la quiebra sanitaria, económica y social a la que nos han llevado.

Esta vez se incluye un capítulo punitivo en el que se pueden imponer sanciones de hasta 100.000€, se prohíben las asociaciones y fundaciones que hagan apología de aquel régimen, se declaran nulos los juicios y sentencias de aquellos tribunales, y en paralelo se crea una fiscalía especial para investigar todo lo relacionado con esta Ley, como Franco creó en su día los Tribunales de Orden Público.

Se retiran las condecoraciones y reconocimientos que se hicieran por méritos en el franquismo, olvidando que la Ley de Amnistía cerró todos estos temas hace muchos años. Se impulsa la creación de un censo de damnificados por el franquismo, se subvencionan las “investigaciones” sobre el tema, y se escribirá la historia desde la visión de los perdedores, que además se enseñará en las escuelas, al estilo de la “Formación del Espíritu Nacional” que yo estudié en el colegio. Vamos, lo mismo de entonces, pero al revés. El problema es que esta Ley nace con un fuerte tufillo de inconstitucionalidad que parece no haber detectado la vicepresidenta Calvo, que para más inri es profesora de la materia.

Con el Valle de los Caídos no saben o no se atreven a decir lo que pretenden hacer. Aquello no se hizo para enterrar a Franco, por mucho que algunos se empeñen y quien nunca expresó su deseo de reposar allí. Justamente se buscó un lugar donde depositar los restos de los caídos en la contienda civil de ambos lados y no es por tanto un cementerio católico, que dicho sea de paso, ya no existen. Pretenden secularizar el recinto, expulsar a los monjes benedictinos por no dar facilidades a la exhumación de Franco, e insinúan dinamitar la cruz y las esculturas situadas al pie. Vamos, al más puro estilo talibán. Por cierto, ¿Sabrán estos ignorantes que Juan de Abalos, el escultor, era socialista?

En definitiva, el Gobierno social-comunista que padecemos reniega de la Transición y de todo lo que aquello supuso para la paz, la concordia y la prosperidad de estos 40 años, y nos devuelve a la España del 34 del siglo pasado que terminó en la guerra civil. Y por supuesto, de las víctimas de la barbarie del frente popular, ni palabra. Ellos fueron todos unos santos agnósticos.

Por eso, una ilustre podemita ya nos ha anunciado aquello de “arderéis como en el 36”. Esperemos que no. Por cierto, estos jóvenes que dicen añorar a sus abuelos a los que no conocieron, han abandonado a sus padres en residencias de la tercera edad en las que el Covid-19 ha hecho estragos a pesar del mando único que sobre ellas se atribuyó el flamante vicepresidente Iglesias.

Y el paso siguiente será la Ley de Eutanasia. Vamos que esto si es tenerlo todo atado y bien atado... y no lo del general. Menos mal que perdieron la guerra…