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La “No feria” de 2020 (2ª parte)

7 septiembre, 2020 09:21

Ya hemos repasado parte de la corrida inaugural del coso y entramos de lleno en pormenores de la nueva plaza de toros.


LEER MÁS: Un paseo por la historia del coso del Paseo de Zorrilla, que cumple 130 años…y sin feria (1ª parte) 


En estas fechas que estamos arrancaba en otras temporadas la feria taurina de Valladolid. Un coso por donde han pasado las figuras del toreo de todas las épocas. Pero este año, la nueva normativa de la Junta sobre medidas sanitarias por la pandemia, no convenció a los empresarios de la plaza quienes, según Manrique: “teníamos todos los permisos preparados para su presentación, pero por el aforo limitado no era rentable para la organización de una feria como la de Valladolid”.

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Y así ha ocurrido con las otras ferias taurinas de septiembre en Castilla y León como Salamanca y Palencia. Antes, se suspendieron las grandes ferias de inicio y mediada la temporada como Valencia, Sevilla, Madrid y Pamplona y tantas otras. Y no sólo las grandes ferias, sino que la pandemia se ha llevado por delante hasta las novilladas de promoción -de momento aplazadas- que iban a celebrarse en Castilla y León, auspiciadas y patrocinadas por la Junta, además de otros certámenes en Salamanca. 

“Ni la gripe, mal llamada “española” de los años 1918-1920, impidió la celebración de los ferias en el coso. Sí ocurrió en el inicio de la guerra civil” 

El emblemático coso


Han pasado 130 años y el singular edificio del Paseo de Zorrilla (declarado monumento histórico-artístico) mantiene su solera y esplendor. En 1888 se inició la construcción por iniciativa de trece empresarios, industriales y comerciantes de la ciudad, que entonces contaba con 70.000 habitantes.

Habían valorado las carencias del céntrico “Viejo Coso” o también conocido como “Fabio Nelli”, (de propiedad privada y construido en 1833, con capacidad para más de 9.000 espectadores) y decidieron afrontar la construcción de una nueva y moderna plaza en las afueras de la ciudad, a un kilómetro del centro, aportando 250.000 pesetas mediante la creación de la mercantil Sociedad Taurina, S.A. Posteriormente se ampliaría el capital a 500.000 pesetas.

Con anterioridad, todos los festejos taurinos se celebraban en la Plaza Mayor. Allí alanceó Carlos I a un toro para celebrar el nacimiento de su hijo Felipe II, acontecimiento que Goya plasmó con sus pinceles y el mordaz Larra lo recordó con su pluma.


Dos corridas de toros el mismo día: una en el Viejo Coso y otra en el nuevo


Antes de proseguir con los detalles del coso, hemos de comentar una crónica encontrada en la página 12 del libro antes citado de Ricardo Furones. La reseña corresponde a un festejo celebrado en la Plaza Vieja de “Fabio Nelli” (sic) el mismo día de la inauguración de la nueva.

“El Viejo Coso fue, durante sesenta años, la plaza de toros de la ciudad

Fue una corrida de toros cuya nota decía así: “se lidiaron seis toros de Pablo Valdés (Raso de Portillo) para los espadas: “Villarillo”, José Rodríguez “Pepete” y Francisco Jiménez “Rebujina”. No hay más detalles del festejo. Pero es curioso lo sucedido y suponemos que tal hecho fuera debido a una “rabieta” del propietario contra los nuevos inquilinos del inmueble taurino del Paseo de Zorrilla.

El Viejo Coso fue, durante sesenta años, la plaza de toros de la ciudad.

Tras este detalle aclaratorio proseguimos con los prolegómenos que llevarían al arquitecto provincial Teodosio Torres a diseñar su proyecto, siendo los constructores Federico Paradejordi y Martín Requesens.

Toda la estructura metálica se realizó en factorías de Bilbao y en la Fundición Gabilondo de Valladolid. El edificio, de gran solidez y elegancia, -describe Casares en su libro- es todo de ladrillo y hierro sobre zócalo de piedra. Su estilo es neo-mudéjar y románico.

La plaza no tuvo capilla como tal hasta la reforma de 1997


52 metros mide su ruedo y dos el callejón, dotado de 22 burladeros, incluido el “búnker” de la empresa, ubicado en la solanera junto a toriles. Otras dependencias son la enfermería, los corrales, chiqueros, cuadras, matadero, apartaderos, taquillas y vivienda para el conserje, (ahora convertida en oficinas y despachos varios). La plaza dispone también del cuarto de carpinteros y confección de banderillas (ahora en desuso, ya que cada cuadrilla trae las suyas).

Lagartijo cobró 5.000 pesetas; Espartero, 3.125 y Guerrita, 4.000. 

La mini capilla, donde suelen pasar a rezar los diestros actuantes y sus cuadrillas, se instaló en la bien dotada enfermería, ubicada en el antiguo patio de cuadrillas, hasta la reforma de 1997 que se habilitó una salita para albergar una capilla completa en la amplia explanada por donde entran los vehículos de los toreros y que da acceso al nuevo patio de cuadrillas. Los toreros, siempre tan suyos en materia de creencias, deberían sentirse incómodos rezando junto a una mesa de operaciones.

Casares pormenoriza sobre todos los responsables de las dependencias del coso con nombres, apellidos y fotos. La mayoría de esas personas ya no viven o no ejercen las funciones propias. De los actuales, destacaremos al equipo médico que comanda desde 1982 el doctor Antonio María Mateo, quién se incorporó al equipo del doctor Angel Palencia en calidad de ayudante en 1971. El doctor Mateo, cirujano cardiovascular, cumple pues 50 años al frente de la enfermería del coso.

Datos y pormenores de la corrida inaugural


Del libro de Emilio Casares (publicado con motivo del centenario de la plaza en 1990) extraemos que Lagartijo cobró 5.000 pesetas; Espartero, 3.125 y Guerrita, 4.000. Esas cantidades corresponden a la tarde inaugural, ya que la terna actuó en las cuatro corridas de feria (la del día 21 se suspendió por lluvia), excepto Guerrita quién, según figura en el Cossío, sólo actuó en dos tardes por compromisos adquiridos en Pamplona.

Los toros de Saltillo costaron 12.000 ptas. El primer burel que salió por chiqueros se llamaba “Aguilillo”, fue siete veces al caballo del picador y su cabeza aún pervive en la entrada a las oficinas. Los seis toros, más el sobrero, (fue devuelto el sexto tras recibir seis varas) recibieron un total de 43 puyazos.


Los conserjes de la plaza


Casares, relata con todo lujo de detalles el apartado de los conserjes de la plaza a lo largo de su historia. Y a través de mi amistad con José María Castellanos y su esposa, María Antonia Martín, nos han facilitado una foto llena de historia, acompañada de un relato que corrobora a Casares. El primer ujier fue el abuelo de María Antonia: Ceferino Martín “El Patillas”, luego lo sustituyó su hijo Remigio Martín y padre de nuestra amiga. María Antonia nos comentaba que ella vivió de niña en la plaza aquellos momentos convulsos de pos guerra hasta que murió su padre en 1946.

Tras la muerte de Remigio lo relevó su sobrino Angel Zamora "Zamorita", un novillero frustrado, a quién la guerra civil le rompió la actividad, pasando posteriormente a la plata. El penúltimo fue Antonio Rodríguez, “El Chiva”; un banderillero amigo y compañero de “Zamorita” que le cedería “los trastos” hasta 1970.

El salmantino Hermenegildo Rivas -familiar de buenos picadores y mayorales- ha sido el último en cerrar las dependencias del conserje hasta que se jubiló en 1998. La vivienda se rehabilitó para distintos despachos y oficinas para los servicios de la plaza.

.- Bibliografía:

Emilio Casares: “Historia de la plaza de toros de Valladolid” (1890-1990) editado con motivo del centenario del coso.(Ayuntamiento de Valladolid, Junta de Castilla y León, Diputación de Valladolid, Delegación del Gobierno en Castilla y León y El Corte Inglés). Ricardo Furones: “Valladolid: toros y toreros 1890-2004” (Diputación Provincial de Valladolid). “Los Toros” (“El Cossío”), de Espasa Calpe. www.taurologia.com. vallisoletvm.blogspot.com.

Fotografía: Natalia Calvo. Fermín Rodríguez. Libro Emilio Casares. Archivo Municipal. Archivo plaza de toros y Museo del Toro de Valladolid. Archivo enfermería del coso. Archivo familia Jumillano. Archivo familia Gallego Rubio. Archivo María Antonia Martín. Infovalladolid.es. Mariano González Egea. Eugenio Gómez, ex director de la Banda Municipal de Iscar. Purita Linares, Saray, Mario Campillo y Rodolfo Pascual nos cedieron sus fotos, así como el empleado del coso Jesús Ignacio Lázaro. Archivo NCYL.