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Dos restauradoras exploran "la huella imborrable" de Enrique IV en Segovia

16 agosto, 2020 21:12

Dos restauradoras segovianas tratan de recabar datos sobre la vida del rey Enrique IV, hermanastro de Isabel la Católica, a través de la exploración de la "huella imborrable" que dejó el monarca en el palacio que mandó construir en el corazón de Segovia, "porque no le gustaba la vida cortesana en el Alcázar".

Así lo han manifestado en declaraciones a Europa Press María Pérez-Mínguez y Helena Lorente Pavillard, restauradoras a las que inicialmente la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, titular del inmueble, encomendó una intervención consistente en retirar las gasas que desde 2014 cubrían las yeserías como elemento de protección, dado que el edificio en estos momentos carece de cubierta.

"Lo que pasa es que una vez se eliminaron las gasas, hemos encontrado que las yeserías contaban con otra capa de yeso, aplicada en aquella época como método de conservación y limpieza", asegura Pérez-Mínguez, quien reconoce que al haber eliminado esa capa, han quedado al descubierto "muchos volúmenes que estaban ocultos y que revelan detalles concretos de todas las intervenciones que ha tenido el edificio a lo largo de la historia".

Estos trabajos han dejado al descubierto también las marcas que los maestros artesanos dejaron en las yeserías durante su construcción, "lo que indica que fueron realizadas 'in-situ'" y las policromías existentes en los escudos, "que estaban repintadas, probablemente en el siglo XVI o XVII".

Además, estos escudos revelan "importantes detalles históricos", apunta Helena Llorente Pavillard, ya que en uno está representado el matrimonio entre Juana de Portugal y Enrique IV y en otro, que reproduce el escudo de Enrique IV, se pueden ver las granadas que hacen referencia al lema del monarca: 'Agridulce es el reinar'.

Y es que el hermanastro de Isabel La Católica fue "un rey muy excéntrico, pero a la vez muy cercano con el pueblo", destaca Pérez-Mínguez.

Su reinado abarcó desde 1454, cuando fallece Juan II de Castilla, hasta su muerte en 1474. Es conocido por algunos historiadores como 'el Impotente', ya que estuvo casado 13 años con Blanca de Navarra sin tener descendencia.

En mayo de 1453, el obispo de Segovia Luis Vázquez de Acuña declaró nulo el matrimonio de Enrique y Blanca, atribuyéndose a una impotencia sexual de Enrique debida a un maleficio. El monarca alegó que había sido incapaz de consumar sexualmente el matrimonio, a pesar de haberlo intentado durante más de tres años, el periodo mínimo exigido por la Iglesia. Algunas mujeres, prostitutas de Segovia, testificaron haber tenido relaciones sexuales con Enrique, por lo que la falta de consumación del matrimonio se atribuía a un hechizo.

En 1455 se casó en Córdoba con Juana de Portugal, con quien tendría a su única hija, la conocida como Juana 'La Beltraneja'. Algunos historiadores apuntan que "fue mediante fecundación in-vitro con una cánula dorada", señala la arqueóloga Pérez-Mínguez.

EL PALACIO
El palacio de Enrique IV también es conocido como la Casa de los Mercados Peñalosa o palacio de San Martín, barrio segoviano en el que se encuentra ubicado el edificio.

"Abarcaba toda la manzana, incluyendo también el área donde se encuentra actualmente el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente", afirma Llorente Pavillard.

El inmueble responde a una construcción típica de los palacios urbanos del siglo XV, de carácter mudéjar y cuya organización es anárquica, con varios palacios comunicados entre sí, entre ellos, el del Rey y el de la Reina. El edificio se organiza en torno a un patio porticado con pilares de carácter toledano y las salas entorno al patio está techado con alfarjes de vigas policromadas con las armas reales de Castilla y León en las tabicas. El palacio fue declarado en 2005 Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.

Tras estos trabajos y tras la extracción de varias muestras que en estos momentos se están analizando en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta en Simancas, "el edificio está en el momento adecuado para realizar estudios por parte de historiadores, arquitectos, arqueólogos o restauradores y sacar muchas conclusiones históricas", asegura la arqueóloga María Pérez-Mínguez.