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Resaltan que las infestasiones por piojos se triplican en verano por las altas temperaturas y la humedad

27 julio, 2020 11:50

La pediatra de Atención Primaria Anna Estapé ha resaltado que las infestaciones por piojos se triplican en verano por las altas temperaturas y la humedad, especialmente entre los más pequeños, ya que el calor y la humedad favorecen que las liendres se mantengan vivas y los piojos puedan sobrevivir más horas fuera del cuerpo humano, lo que permite que se reproduzcan con mayor facilidad y rapidez.

Además, los contactos, aunque sean en grupos reducidos de familiares, amigos de verano o vecinos, en actividades propias de esta época como son los baños en las piscinas, las excursiones o los juegos al aire libre, favorecen la infestación.

A diferencia de lo que se cree, la aparición de piojos no está asociada a una falta de higiene, ni es exclusivo de los niños, por lo que el resto de la familia no está exenta de verse afectada.

Estapé confirma que "los meses favoritos de los piojos son los estivales, de mayo hasta septiembre". "Por tanto, debemos ser más cuidadosos y seguir de forma más exhaustiva las medidas de prevención del contagio", ha insistido.

Al respecto, la compañía STADA, a través de su marca 'Neositrín' para el tratamiento y prevención de la infestación por piojos, ha editado un decálogo de recomendaciones para ayudar a las familias a evitar su transmisión.

Así, instan a pasar la lendrera tras cada lavado de pelo como parte del peinado habitual; habituar a los niños a esta rutina para que les resulte más fácil en verano; llevar el pelo corto o recogido minimiza las posibilidades de contagio; no compartir gorras, ni peines ni cepillos, ni horquillas ni coleteros ni ningún otro adorno del pelo, así como toallas u otros objetos personales. En el caso de utilizar casco compartido, utilizar debajo una gorra o protector.

También recomiendan ayudar a los más pequeños a reconocer el primer síntoma de la infestación: el picor intenso del cuero cabelludo; avisar lo antes posible para evitar infestar a otros niños; y, sobre todo, echar una ojeada una vez a la semana, incluso en vacaciones.