Castilla y León

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Cultura

Toño Ortega, la 'mitad de Candeal', nos habla de 42 años de sentimientos musicales

12 julio, 2020 09:20

Toño Ortega se sincera en esta entrevista, aún con el dolor del compañero ausente. Con Félix Pérez, -falleció no hace ni un mes- es decir con Candeal, hicieron más de 2000 conciertos a lo largo de los 42 años que han permanecido juntos.

Con Toño me une amistad desde finales de los 80, y accedió de inmediato a nuestra propuesta de entrevista. Un grupo de amigos que creamos “La Fuga”-faltaron varios por lejanía- habíamos homenajeado a Félix días pasados en La Criolla. Fue un recuerdo permanente hacia el músico de Toro.

Pero quería ampliarlo y, a la vez, dar a conocer más a fondo a Toño, su compañero de éxitos y de fatigas porque, en casi medio siglo de música juntos, ha habido de todo. Toño, (José Antonio Ortega) de seriedad aparente, es un bont vivan, además de un auténtico actor con más tablas que la Chelito.

Su filosofía de la vida es hacer feliz a los demás con sus chistes y chascarrillos. Toño es una copia del escenario en la vida real. Si en la escena musical hacía sonreír al público con sus picaronas “rabeladas”, al bajarse de las tablas se mostraba de igual forma. Y no digamos con los amigos.

Bancario desde los 16 años, -entró de botones en el antiguo Banco Castellano- pronto encontraría el calor de la música popular en el grupo “Trigo Verde”.

P.- ¿Cómo surgió aquello?

R.- Unos cuantos amigos con ganas de tocar y cantar nos reunimos para iniciar un Grupo al estilo de la época (Nuestro Pequeño Mundo, Mocedades, ...) y conseguimos sonar bastante bien, de hecho ganamos algunos premios, eran inicios llenos de ganas e ilusión. Teníamos 16 y 17 años.

P.- ¿Cómo conociste a Félix?

R.- En León había un festival importante y yo no podía acudir por estar haciendo la mili. El grupo decidió reforzarse incorporando a Félix y cuando volví decidimos que siguiera con nosotros.

P.- Defínelo como amigo y compañero musical

R.- Lo nuestro fue amor a primera vista. Enseguida congeniamos y nos compenetramos perfectamente. Gran músico, gran persona e incansable en su dedicación al dúo.

P.- ¿Y del “Trigo Verde” a la harina “Candeal”?

R.- Trigo Verde era un grupo de jóvenes que a medida que crecíamos se iban complicando las cosas. Traslados por el trabajo, casamientos, horarios imposibles, etc., acabaron con la posibilidad de continuar. En ese momento decidimos Félix y yo seguir adelante, y por dar cierta continuidad al nombre anterior pensamos en bautizarnos con el nombre de algún trigo.

La suegra de Félix nos sugirió el nombre de Candeal, que era el que daba la harina más blanca con la que se hacía el pan más rico. No lo dudamos. La calidad del trigo y la sonoridad del nombre nos pareció el más idóneo.

P.- ¿Por qué ese sentimiento tan hondo hacia la música tradicional y no a otro tipo de músicas?

R.- Teníamos admiración por los Grupos que he mencionado antes, y por Joaquín Díaz, y decidimos seguir su estela.

P.- ¿Habéis entrado alguna vez en el juego de los nacionalismos o canciones protesta con vuestra música?

R.- No. Nunca concebimos nuestra música como algo que nos apartara del resto de comunidades españolas. Sí queríamos aportar al conjunto la riqueza de nuestro patrimonio y hacer olvidar la famosa frase "Castilla es un lugar de palurdos sin gracia ni canciones". La canción protesta nunca fue nuestra opción, si acaso, en alguna ocasión, reivindicativa.

P.- Villalar y los cierres de las fiestas de Valladolid han sido acontecimientos muy importantes en vuestra trayectoria musical.

R.- Muy importantes. Llegamos a ser marca distintiva de ambos escenarios. Si Candeal no cerraba las fiestas de Valladolid la gente decía que se quedaban abiertas, y Villalar sin Candeal no era Villalar. Eso decían los "medios" y la gente.

P.- ¿Qué os ha dado la música en estos 42 años?

R.- Muchísimas alegrías, muchos amigos, muchos reconocimientos y algún dinerillo. Los conciertos eran para nosotros una fiesta. Yo comentaba, a veces, que si supieran lo bien que nos lo pasábamos en el escenario no nos pagarían.

P.- Y en la cosa política, ¿Hubo siempre buen trato por parte de las instituciones?

R.- Malo no, desde luego, pero siempre entendimos que el apoyo que se daba a nuestra música era escaso, deberían volcarse más con los grupos que trabajan en dar a conocer nuestro patrimonio.

20 discos, televisión, radio, 2000 conciertos, las actuaciones con la Sinfónica de Valladolid, colaboraciones literarias en El Norte de Castilla (Pliegos de Cordel), y un libro: Rabeladas (a lo pesao) que os prologó Ramón García Domínguez (el biógrafo de Delibes)

P.- ¿Os ha faltado algo por completar?

R.- Los conciertos fueron más de 2.000 y los viajes a recuperar canciones a nuestros pueblos fueron cientos, pero siempre se puede hacer más, cuando el tiempo te respeta y las fuerzas no faltan.

P.- Siempre os acompañó el humor a lo largo de vuestra trayectoria musical y de “paisano”. ¿Recuerdas alguna anécdota de las muchas que habréis tenido en vuestra dilatada carrera?

R.- El humor siempre fue nuestra seña de identidad. No era nada preparado. No teníamos que forzar nada en el escenario. Era una continuidad de nuestra forma de ser, y yo creo que esa naturalidad se notaba y nos hacía más cercanos. Recuerdo que en el Festival del Castillo de Tarifa la gente nos decía: ¡qué divertidos sois, creíamos que los divertidos éramos solo los andaluces!

P.- No puedo por menos que reírme cuando os recuerdo a los dos, en plena calle de Santiago, bien maquillados y con ropajes propios del “Lazarillo de Tormes”. Cuéntalo, por favor

R.- El día de Los Santos Inocentes nos disfrazábamos de ciegos-mendigos y nos poníamos a tocar en algunas calles del centro, a la antigua usanza, solicitando una limosna, propina, etc., al final se nos daba tan bien que sacábamos para ir a cenar a La Criolla, y eso que el séquito se componía de seis personas.

P.- Tiene que haber obligatoriamente un recuerdo para vuestros músicos y vuestros amigos que os acompañaban en los primeros conciertos. ¿Cómo lo pasabais en los inicios?

R.- Siempre muy bien. Al principio había que hacer camino, pero como fuerza e ilusión no nos faltaban no se nos ponía casi nada por delante. Son Candeal además de Félix y yo los músicos que nos han acompañado a lo largo de los 42 años y en los que primaba no solo que fueran buenos profesionales si no también que congeniaran con nosotros pues eran muchas horas las que pasábamos juntos y era imprescindible la buena convivencia. Debo decir que siempre acertamos en la elección. Así que nuestro agradecimiento y recuerdo perenne para ellos: Alfonso Gato, Nicolás Falagán y Toño Campomanes,entre otros.

Asimismo fueron muy importantes, tal vez imprescindibles, para Candeal nuestros buenos amigos y colaboradores como Mariano García Pásaro, Mariano Gallegos y Ángel Marcos. Cada uno en su parcela, hicieron posible que llegáramos hasta aquí.

Y nuestro agradecimiento a Joaquín Díaz, quién nos dio la oportunidad de grabar nuestros primeros discos y creyó desde el principio en nuestro trabajo, ofreciéndonos siempre su colaboración, sus conocimientos y, lo que es más importante, su amistad.

P.- ¿Candeal volverá, o nos conformaremos con la historia?

R.- No. Candeal ha acabado su trayectoria. Nuestra historia era de dúo y sin Félix yo no la entiendo. El viaje fue largo, 42 años, y el destino quiso que aquí se acabara.

Claro que nos quedaban fuerzas y ganas para continuar pero la enfermedad de Félix no nos dejó. Esperamos que la gente nos recuerde con cariño.

Sin duda que así será. Gracias, Toño. Ha sido un placer conocerte más a fondo y, sobre todo, volver a homenajear a nuestro amigo Félix. Suerte en tu nueva etapa de ocio y de júbilo.

Para los anales queda la intensa actividad musical de este dúo, que han marcado una época en la música tradicional de Castilla y León.

¡Levántate morenita, levántate, resalada…levántate!

Les ofrecemos una amplia galería de fotos para que, desde NCYL, perdure en el tiempo el dúo Candeal. 

GALERÍA DE FOTOS del álbum de Candeal, de Mariano Gallegos y archivo.