Con la nueva normalidad todo ha vuelto con muchas diferencias. Las mascarillas se han convertido en una prenda más y la distancia social, aunque a veces cueste, también es un comportamiento ampliamente aceptado. 

Con estas premisas la mayoría de los gimnasios abrieron sus puertas este lunes entre amplias medidas de seguridad, desinfección y mucho cuidado. 

Así, entre lo que afecta a los usuarios, más allá de un aforo al 75% impuesto por las instituciones y alfombras desinfectantes, se encuentra la desinfección propia del usuario. En el caso de Enjoy, por ejemplo, además del gel al inicio, uno debe desinfectar los aparatos que se utilicen una vez que se finalice con ellos. Un banco, por ejemplo, con un producto con el que cuentan. 

De hecho, los gimnasios también han cambiado su situación. Para dejar distancia han ampliado espacios y situado estas mesas con papel y desinfectante cerca de todos los lugares para proceder a la limpieza concienzuda. 

Además, la mascarilla también se ha convertido en un debe. Cierto es que para hacer deporte se puede no llevar puesta pero sí para los desplazamientos en el propio gimnasio. 

Las clases, además, se han reducido a un máximo de 20 alumnos por clase y la desinfección que se debe realizar provoca que haya más espacio entre ellas. En este caso, además, ocurre lo mismo que en la sala de máquinas. Mascarilla hasta el comienzo de la actividad. 

Y en el vestuario, una persona por banco y recomendaciones de mantener la distancia de seguridad para no tener luego sustos, así como un recorrido pintado en el suelo para saber por dónde ir cada momento según la dirección en la que se vaya y tener el menor contacto social posible con el resto.