"A posteriori los análisis siempre son fáciles de hacer". La consejera de Sanidad de Castilla y León responde así a preguntas de los periodistas sobre si había que haber impedido las manifestaciones del Día de la Mujer, el 8-M, cuya celebración ha terminado en polémica tras desatarse la pandemia del coronavirus justo en esos días en nuestro país. "En esos primeros días de marzo estábamos en fase de contención, y los casos que teníamos eran importados. En aquel momento no había sensación de que estaba circulando el virus entre nosotros, que probablemente ya estaba circulando, pero los expertos nos decían que estábamos en la fase de contención y que teníamos que valorar especialmente los casos que venían de fuera", narra Verónica Casado, quien reconoce que "rápidamente, a partir del 9 de marzo, empezamos a tener una sensación de que estaba pasando algo más. Ahí fue cuando empezamos a tomar decisiones y a pedir la limitación de la movilidad y el día 13 el estado de alarma".