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La difícil nueva normalidad de las peluquerías en su reapertura

5 mayo, 2020 16:31

España quiere regresar poco a poco la normalidad diaria, al menos en lo social. La economía, con los datos del paro de este martes, a los que se deben sumar los ERTEs, parece que es un tema que seguirá teniendo problemas en el futuro, más aún cuando solo se está en el comienzo de la desescalada. 

Y es que este pasado lunes ya han abierto, o han podido abrir, varios comercios de menos de 400 metros cuadrados. Siempre con cita previa, y con una higiene específica entre la que destaca casi por encima de todas la distancia de seguridad. 

Quizás entre las más solicitadas en este comienzo hacia la "nueva normalidad" son las peluquerías. Esas que en un primer momento iban a ser servicios esenciales y que luego, tras las protestas, dejaron de incluirse como tal en el inicio pero que, a la postre, después de dos meses en casa, se han consagrado casi como tales. Sí, no son necesarias para vivir pero cuánta necesidad había en los domicilios de su apertura. 

Un plástico en la entrada y sillas en el mostrador para guardar la distancia de seguridad

Más allá de los problemas logísticos, que todavía continúan, especialmente por las medidas impuestas y que se conocieron definitivamente en el BOE del domingo, lo que propició que algunas no hayan podido abrir, el mayor reparo actual se encuentran en seguir un protocolo de desinfección de entrada y una distancia de seguridad imposible en el caso del trabajador y cliente. 

Cortarse el pelo, como máxima expresión de la peluquería, se ha convertido en una primera llamada para una cita previa, al menos durante esta semana, que en el mejor de los casos es para dentro de dos días. Ya se ha comentado la alta demanda de sus servicios ahora. Pero una vez que llegas, turno para la desinfección de los zapatos, las manos y la colocación de guantes. La mascarilla, aunque no obligatoria para el cliente, viene de casa. 

Desinfección de zapatos en la entrada junto al gel para manos y los guantes obligatorios

Con respecto a los trabajadores, sí deben llevar una mascarilla obligatoria, mientras que el mobiliario se encuentra forrado con plásticos para evitar al máximo el contacto, como en el caso de Tinte & Bella, en Salamanca, en el barrio de La Vega. No con el mismo, pero sí con uno similar, además 'se forra' al cliente. Las nuevas batas de usar y tirar para evitar al máximo cualquier riesgo. 

Por lo demás, distancia de seguridad entre clientes, separados por un puesto sin utilizar, e imaginación para cumplirla en el resto de espacios. En este ejemplo, un plástico para evitar el contacto en la entrada al establecimiento o sillas más allá del mostrador para el cobro. Evidentemente, no hay revistas, aunque tampoco son necesarias al no haber espera. 

Eso sí, y con respecto a las mascarillas para los clientes, aunque puedan ser importantes desde el punto de vista epidemiológico, son muy poco prácticas. Al final, la mayoría están sujetas por las orejas, uno de los puntos más complicados para acceder con la tijera. Imagínense si además una cuerda lo dificulta aún más.