Castilla y León

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Opinión

¿En qué quedamos?

29 abril, 2020 19:42

En esta España de "pandereta" como alguien, no sin cierto acierto definió, la verdad es que la "gente de bien" entre los cuales quiero, porque debo, incluirme, no sabemos a qué atenernos.

Piden a nuestros ediles que practiquen la xenofobia, para que determinadas clases sociales puedan "acampar a sus anchas" y no encuentren competencia de gentes que, como ellos, no tienen mucho que perder y sí mucho que ganar en esta sociedad que transige todo lo inimaginable cuando se trata de denostar a lo bien hecho, avasallando los más preciados principios de respeto y dignidad personales.

Claro que estos pedigüeños, sin prisa pero sin pausa, con su demagogia, van ganado adeptos entre las clases sociales más analfabetas y algunos intelectuales progres qué (ni son tan intelectuales y si progres porque piensan medrar con el nuevo cambio político).

Y estos demagogos activistas pedigüeños, siguieron el camino prefijado para llegar a la cima, también  prefijada, por esos seres desconocidos pero dotados de un imperioso dominio que manejan el muñeco de guiñol del mundo, con sus cuerdas invisibles.

Tras conseguir las primeras etapas de su dirigida carrera, entierran sus demagogias y no les importa hacer ostentación de su cambio de estatus en su “modus vivendi”, convencidos de que llegarán a ocupar los escalones más altos de la pirámide gubernamental que les permita hacer frente a la hipoteca contraída sin tener que echar mano de aquellos dineritos que, gobiernos de allá de nuestros mares, le adelantaron para ir cavando los cimientos del edificio España.

Una vez arriba, entran en la “casta” que tanto denostaron, y  gozar de los beneficios que el poder conlleva. Desde hipotecas blandas que, nunca llegan a pagar, hasta coches oficiales blindados  pasando por guardaespaldas elegidos y seguridad de sus viviendas de manera permanente por fuerzas y cuerpos del Estado.

Y ¿cómo consiguen esto? Pues llamado a la anarquía que es la mejor demagogia que existe y que tanto se identifica con el temperamento español. Vinieron estos elementos y nos trajeron la forma de vivir que su logo de la A mayúscula encerrada en un círculo suscitaba.

¡Los ácratas hicieron su aparición!

Y la “sociedad macarra” se sintió liberada y comenzó a desbarrar

¿Qué es sino cruzar los semáforos en rojo, al tiempo que se dedican palabras soeces, blasfemias, improperios e, incluso amenazas, contra el conductor respetuoso y con derechos, al tiempo que miran de soslayo y con malísimas intenciones, a quién osara mirarlos en su  infracción. La “mala pinta”  les delata y llegan a dar verdadero miedo por la violencia que desarrollan.

¿Qué es sino atravesar, junto a los peatones normales, los pasos de cebra cuando el semáforo está en verde, montando una bicicleta a toda velocidad al tiempo que  provocan con improperios a los viandantes?

¿Qué es sino destrozar las papeleras que se van encontrando esos "machitos", que han dejado la adolescencia hace menos de un cuarto de hora, cuando a eso de las cuatro de la madrugada van camino de sus casas para encamarse hasta altas horas de la tarde del día siguiente?

¿Qué es sino acampar en tiendas de campaña en la mismísima Puerta del Sol de la capital de la Nación incitados por estos activistas pedigüeños para que ocupen viviendas deshabitadas conscientes de que estos “okupas” están amparados por una debilidad legislativa que los gobiernos de izquierdas se niegan a impulsar.

Una más que necesaria  reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos y Enjuiciamiento Civil y sobre la que los gobiernos de derechas también pasaron de puntillas sobre ellas.

Es una sociedad corrompida con un desprecio absoluto a los derechos humanos, a la Administración, al orden establecido, a la autoridad competente. En una palabra los que propician y desean la Anarquía como ley predominante en su río revuelto que de continuo están alimentando y removiendo.

Aquellos “polvos trajeron estos lodos” que nos llevaron a que un personaje optara por la Presidencia de nuestra Nación. Tras una serie de intentos fallidos él continuaba en “sus trece” y, como somos un “país de pandereta” pues hizo realidad el refrán de: “el que la sigue lo consigue” y llegó a completar el refrán completo que acaba: y “el que la consigue, la mata”. ¡Alcanzó la presidencia aún a costa de mentir a sus electores incondicionales!

Para su investidura se apoyó en todos los enemigos de España y formó un gobierno Frankenstein donde dio cabida a su más encarnizado enemigo y a todos los enemigos de España. Engaño a toda una Nación, España e incluso a su Rey quien, sancionó la investidura.

Luego, figuró como Presidente pero las verdaderas directrices del Gobierno las llevaba su Vicepresidente II que contaba con el apoyo de algunos ministros más, entre los que se encontraba su esposa quien, colaboraría en el pago de la hipoteca contraída por la adquisición de la nueva vivienda.

España de la noche a la mañana se convirtió en una Nación Social-COMUNISTA que no es reconocida de buen grado en Europa y que nos traerá problemas de tipo político-económico.

Vino el castigo en forma de COVID 19 y complicó la gobernabilidad que, habían iniciado los independentistas  CATALANES y vascos.

Y a continuación el confinamiento masivo y total de la población española que aceptamos sin rechistar por el acojonamiento ante el COVID 19 y las medidas sancionadoras propias de un estado de guerra.

Claro que...¿qué hemos de esperar de esta España de "pandereta" donde, ahora las televisiones y diarios escritos están nacionalizados. Donde nos adoctrinan a diario. Donde no hay algaradas callejeras porque, los socios de este gobierno socialista que ahora padecemos, eran especialistas en promoverlas y, naturalmente conocen perfectamente cómo evitarlas emitiendo decretos ley desde la vicepresidencia y cinco ministerios que ahora controlan, aprovechándose del confinamiento de los miembros del Congreso, al tiempo que incentivan a determinadas cadenas de televisión para que entretenga a la población secuestrada con programas penosos de contenido y con informativos dirigidos y censurados previamente.