Valladolid-Jonathan-Calleja-I-sing-4-principal

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Cultura

La voz de un vallisoletano encandila a la antigua Birmania

11 octubre, 2017 21:58

“La música es la banda sonora de la vida”, aseguró hace unos cuantos años el empresario y referente en la televisión estadounidense Dick Clark y “sin música, la vida sería un error”, afirmó el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Estas son dos frases que podría adoptar al pie de la letra Jonathan Calleja.

El vallisoletano consiguió alzarse, a finales de septiembre, con el campeonato del mundo de I-Sing, gracias a su fastuosa voz, en Myanmar, la antigua Birmania que se ubica en el continente asiático y que quiere recuperar su excelencia cultural  en una dualidad entre la riqueza y la pobreza extrema que allí conviven a escasos metros y que prácticamente se dan la mano.

Este joven de 29 años nos cuenta su experiencia y nos enseña un título que quiere que le sirva para derribar puertas, conseguir un reconocimiento, y labrarse un camino que, a base de pequeños pasos está consiguiendo construir para hacer de la música la piedra angular de su vida.

Un camino duro hasta el Campeonato del Mundo

“Como deseo pido que toda la gente que se dedica a la música y sean buenos, tengan la oportunidad que merecen, la aprovechen y consigan vivir de un mundo tan complicado como es este”, asegura Jonathan Calleja, el campeón del mundo de I-Sing, que sabe lo que cuesta hacerse un hueco y, sobre todo un nombre, dentro de este mundillo.

Y lo sabe porque para él no ha sido nada fácil ya que arrancó en “los karaokes donde le dieron la oportunidad de presentarse a un concurso a nivel nacional en el que participaban 8000 personas”. De esas 8000 solo 70 llegaron a la final y de esas 70, nuestro protagonista fue el campeón en la categoría masculina, lo que le sirvió para representar a España en Myanmar, la antigua Birmania.

Este vallisoletano guarda “muy buenos recuerdos” de ese campeonato de España que se celebró, como nos cuenta, durante un crucero de tres días y encima de un barco en Barcelona “en el que se la jugaba en tres minutos y a una canción” y en el que tenía que “controlar el diafragma para no soltar ningún gallo” y apaciguar “los mareos” por alta mar.

No hay que confundir el I-Sing con karaoke. La primera es una plataforma que guarda ciertas similitudes con La Voz y con Got Talent, que pasa por ser “un concurso a nivel mundial” en el que participan artistas de “América, Canadá o Australia”, y en el que muchos buscan ese empujón para entrar en el panorama musical.

Jonathan Calleja en el Teatro Calderón.

Valladolid conquista la antigua Birmania

En Myanmar el Concurso Mundial se dividió en cuatro días en el que el primero fue de “presentación para que los participantes se conocieran” y un segundo, primero de concurso como tal, en el que “te  batías para conseguir los mayores puntos posibles” antes de comenzar con “las batallas” como si de La Voz se tratase.

“El segundo día tuve una batalla muy dura contra el representante de Camboya. Competimos y logré pasar a la semifinal sumando la actuación de ese enfrentamiento y los puntos del día anterior”, nos cuenta Jonathan, antes de que se celebrase “la semifinal y la final el mismo día”, momento en el que este pucelano se alzó con el premio final en una lluvia de confeti tremenda y ante un público entregado.

Jonathan asegura que no iba al certamen con el pensamiento de ganar porque “había gente muy buena de Hong Kong o de Myanmar que se acercaban a la perfección” y que incluso pensaban que “eran profesionales” en un Campeonato del Mundo en el que no pueden participar figuras musicales consagradas como el ganador nos confiesa.

Jonathan Calleja, campeón del mundo de I-Sing.

Un premio para seguir creciendo

La consecución de este campeonato supone, además del reconocimiento para este joven de voz privilegiada, un montante económico de “2500 dólares” que sirve de acicate pero que no le va a suponer el hecho de dejar de trabajar en el bar que regenta junto a su pareja en San Miguel, llamado El Burlesque. También le da la posibilidad de participar en el próximo Campeonato Mundial que se celebrará en París, además de poder grabar una maqueta, algo de suma importancia para artistas que buscan su espacio, como él.

“Me gustaría vivir de la música pero en España es muy difícil. Me he presentado tres veces a La Voz, también a castings de musicales y muchas cosas más y siempre me he quedado a las puertas. Te da rabia pero nunca dejas de intentarlo porque te gusta y estás todo el día cantando”, asegura.

Jonathan Calleja nos cuenta, pese a las experiencias anteriores, que tras proclamarse campeón del mundo de I-Sing está “más confiado” porque piensa que “tal vez no se abran puertas pero sí alguna ventana”. Una oportunidad para que este vallisoletano pueda al final agenciarse un espacio en el mundo musical, a base de esfuerzo, lucha y tesón, tres de sus señas de identidad.

Jonathan Calleja llevó el nombre de Valladolid a lo más alto.