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Opinión

Movimientos sociales

10 octubre, 2017 18:29

Cataluña es una zona del territorio en la que el movimiento social es muy rico. Existen grupos sociales que con un desarrollo transversal buscan el cambio mediante recursos muy poco fiables, pero altamente comprometidos que, por tanto, se convierten en pequeñas zonas de conflicto permanente con de agravios menores, que desarrollan esa movilidad, con un alto grado de conflicto y de preparación para conseguir un rédito mediático y social inmediato.

Para que estos movimientos obtengan su nivel óptimo, en primer lugar precisan de una “ventana de oportunidad”, lo que se denomina E.O.P. (Estructura de Oportunidades Políticas) que se generan cuando existen movimientos de cambio externo, la coyuntura es favorable y se obtienen apoyos de determinadas élites dominantes; es decir, no se trata de que un movimiento social sea loable para que pueda desarrollarse, necesita un entorno propio, un tiempo adecuado y un apoyo suficiente. Las casualidades no existen.

Por tanto, la acción colectiva se emplea en diversos niveles de forma que obtenga un nivel comunicativo de cierta relevancia, generador de solidaridad que permita un eficaz convencimiento y que, esa fuerza, genere en el adversario una clara situación de desconcierto con la que obtener un mayor avance del movimiento, a la par que crecer mediante la agregación de otras redes organizativas próximas o, al menos, con posibilidad de retroalimentación, todo ello con un soflama o relato injusto –agravio- identificación de este con el individuo, de forma que se construya un discurso de nosotros vs los otros y con el aderezo de una imagen y sensación de posible victoria.

Hoy el movimiento secesionista se ha ido gestando, moviendo, agrandando y fortaleciendo desde determinadas estructuras de poder que, con el engaño, la manipulación y el incumplimiento de la norma democrática, intentan destruir España y la democracia, con la boca llena de democracia como motor de enganche del individuo que cree impedida su acción libre, generando un agravio irreal y creado ad hoc para obtener un rédito político muy concreto: la fractura de España.

El independentismo podría ser desactivado con pedagogía, instrucción y diálogo; si bien, una vez que el grado de fractura es tan elevado, convertidos sus líderes en delincuentes, sólo cabe la aplicación de la Ley, la sólida, robusta, clara, firme y contundente acción contra el sedicioso, descabezando el movimiento.

Cuando eso no se hace, y comienza a sufrirse un hundimiento económico como el presente, sin más actuación que la de esperar que con ello se acabe con el movimiento, sólo caben dos cosas: 1. no se tiene ni idea de cómo funcionan los movimientos sociales y vamos a la catástrofe; 2. Existe un acuerdo oculto que permita la victoria del movimiento o un redito importante para él a corto o medio plazo.

En estos días, se afirma que los golpistas han detraído miles de millones a un lugar seguro, para evitar la quiebra, que existen empresarios importantes que lo apoyan y entonces, ante la inacción, la actuación y el desarrollo de los tiempos, ¿No estaremos en el robo más grande jamás planeado? ¿El robo se envuelve en la señera o parte de los que enarbolan la roja y oro, también están en él? ¿Lo que sucede es sólo política o hay un lucro de fondo que condiciona todo? ¿El robo del tren de Glasgow se nos queda pequeño? O ¿sólo estamos ante movimientos políticos emuladores del fascismo con piel de demócratas, pero con raza superior, presunto acoso del Estado, unidad de pensamiento, persecución del disidente, agresividad y fuerza encubierta de blanco y de pacifismo irreal?