Ni el más optimista del lugar habría vaticinado un quinto partido así para los intereses de un CBC Valladolid desatado que se impuso a un rival durísimo como es Morón asestándole una auténtica paliza 95-74, 21 puntos arriba.

Las ardillas hicieron vibrar a una afición también desatada que tiró de los suyos en los momentos más difíciles, sobre todo en el segundo cuarto, cuando Morón amenazaba con marcharse en el marcador, para disfrutar en los últimos minutos del choque con la final en el bolsillo.

Pisuerga volvió a vibrar como hace muchos años que no hacía, y a disfrutar. Las caras de niños y mayores se llenaban de una gran sonrisa porque ellos, como el equipo y cuerpo técnico, siguen soñando en oro, y viendo el ascenso mucho más cerca.