Valladolid-acusado-abogado-defensor-disparos-condenado

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Región

Casi diez años por pegar cinco tiros a un "amigo"

3 abril, 2017 16:53

David V.G., vecino del barrio vallisoletano de Las Delicias, ha sido condenado a una pena de nueve años y medio de prisión después de que en marzo de 2016 estuviera a punto de acabar con la vida de una persona tras una discusión. El condenado realizó hasta cinco disparos con una escopeta de cañones recortados.

Es la condena finalmente pactada entre el Ministerio Fiscal y el procesado, quien se ha reconocido autor de un delito de tentativa de asesinato y de otro de tenencia ilícita de armas, con la agravante este último de reincidencia, con lo que ha aceptado siete años y medio de privación de libertad por el primero y otros dos más por el segundo, junto con el pago de indemnizaciones en favor de la víctima, Roberto L.P, por importe de 3.850 euros por las lesiones y de 8.000 por las secuelas.

Aunque el autor confeso del tiroteo y la acusación pública acudieron a la Audiencia de Valladolid con un escrito de conformidad que hacía innecesaria la celebración del juicio, hubo momentos de incertidumbre cuando el fiscal del caso preguntó a David sí se reconocía autor de los hechos y éste, para sorpresa de su letrado, respondió afirmativamente pero matizó, en declaraciones recogidas por Europa Press, que en ningún momento trató de arrebatar la vida a su oponente "porque es un amigo de toda la vida".

Ante ello, el magistrado que presidía la sala concedió al acusado y a su defensor cinco minutos para que aclararan la situación y comprobar si mantenían el acuerdo o bien era necesario celebrar el juicio de forma íntegra, algo que no fue necesario ya que finalmente, una vez reanudada la sesión, David V.G. respondió con una lacónico "sí" al fiscal cuando éste le preguntó si reconocía en su totalidad el relato de hechos del incidente.

Éste se produjo sobre las 21.30 horas del día 6 de marzo de 2016, fecha en la que David V.G. y Roberto L.P. coincidieron en el bar 'Avenida Dos', sito en el número 51 de la calle Caamaño, y comenzó entre ellos una discusión debido a la mala relación previamente existente entre ambos.

"¡Te voy a reventar la cabeza!", es la frase amenazante que dirigió el procesado a su contendiente, lo que llevó al propietario del local a convencer al primero para que abandonara el bar. Sin embargo, David regresó poco después para dirigirse a Roberto en tono amenazador: "Tú, maricón, sal, que te voy a matar".

Retado para que saliera a la calle, Roberto obedeció no sin antes hacerse con un taburete con el que, ya en el exterior, empujó al acusado por miedo a sufrir algún daño.

Una escopeta entre la ropa

Fue en ese momento cuando David sacó de entre sus ropas una escopeta de cañones recortados que llevaba oculta y, de forma repentina, efectuó un primer disparo que impactó de lleno en la zona derecha del tórax de la víctima, que, a duras penas, logró refugiarse en el bar.

Lejos de deponer su actitud, el agresor siguió al herido hasta la misma puerta del local, volvió a cargar el arma con otros dos cartuchos y ya dentro descerrajó un segundo disparo que alcanzó nuevamente a Roberto en la zona del tórax anterior derecho, cuando éste se hallaba de rodillas y de espaldas a la puerta y totalmente indefenso.

La víctima, con los perdigonazos de dos cartuchos en el cuerpo, se atrincheró entonces en el aseo de caballeros, no sin que antes un tercer disparo le pasara muy cerca de la cabeza. El tirador salió nuevamente del local, recargó en la calle su escopeta con otros dos cartuchos y una vez dentro pegó otros dos tiros más que atravesaron la puerta del servicio y que no alcanzaron por poco a Roberto en la cabeza gracias a que éste se encontraba sentado en el suelo.

El arma, en un tejado

Sólo entonces el procesado abandonó el bar y huyó, aunque fue detenido minutos después por una dotación de la policía cerca de la calle Arca Real, momento en el que le fueron ocupados dos cartuchos del calibre 12 sin percutir, no así la escopeta utilizada en el tiroteo, arma de la que se deshizo y que no fue recuperada hasta diez días después en el tejado de una nave en las inmediaciones de la calle Hornija.

Como consecuencia de las heridas por arma de fuego recibidas en "zonas vitales", Roberto L.P. sufrió distintas lesiones de la que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente y que le mantuvieron hospitalizado durante nueve días. Como secuelas, el afectado padece una insuficiencia respiratoria y presenta múltiples señales o cicatrices en su cuerpo fruto de los perdigonazos recibidos.

El procesado ya fue condenado en 2009 por el Juzgado de lo Penal número 2 de Valladolid a un año de prisión por delito de tenencia ilícita de armas.