Castilla y León

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Opinión

Adiós 2018, el año de los cambios

29 diciembre, 2018 15:46

Quincuagésima segunda semana de 2018, última de un año repleto de cambios. El más sonoro y traumático, el de Gobierno con una moción de censura que prejubiló al popular Mariano Rajoy y concedió al socialista Pedro Sánchez su ansiado deseo de aterrizar (por eso de su afición a volar a saraos privados costa de dinero público) en La Moncloa, y de paso garantizarse una pensión vitalicia. Pero en la política siempre hay un efecto dominó y en este caso derribó las fichas del PSOE en Andalucía después de gobernar 36 años, muy castigado por la gestión del Ejecutivo central con Cataluña, aparte de la putrefacta corrupción en las tierras del sur y el auge de la extrema derecha.

2018 empezó con un cambio en el Rectorado de la Universidad de Salamanca, tomando las riendas Ricardo Rivero para desarrollar un Octavo Centenario que ha sido un éxito en todos los ámbitos, tanto académico como social y cultural, y qué decir de la promoción turística de la capital charra, que volverá a batir récords de visitas y pernoctaciones. Gran labor también la del secretario general, Fernando Almaraz, y la del vicerrector Enrique Cabero para esta efeméride, mientras el resto de miembros del equipo ha contribuido a que el Estudio Salmantino inicie una senda de importantes proyectos en marcha en el ámbito de la investigación y la docencia, alejada del ostracismo y ombliguismo que acostumbró durante las últimas décadas. Mucho trabajo tiene aún por delante este Rectorado para erradicar muchos vicios consentidos por anteriores dirigentes.

Y si 2018 comenzó con un cambio importante, lo hizo con otro aún más relevante, el de la Alcaldía de Salamanca. Alfonso Fernández Mañueco hizo efectiva la esperada renuncia (se postergó varios meses entre la incertidumbre de propios y extraños) para ser candidato del Partido Popular a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, tomando el bastón de mando del Ayuntamiento el teniente de alcalde, Carlos García Carbayo, que en su primer discurso ya dejó claro que no quiere ser un regidor interino, de transición, sino un alcalde que deje su propia huella, construyendo sobre lo ya edificado (y sabe de cimentar, que durante dos legislaturas ha sido concejal de Fomento). Ideas, tiene. Ganas de aportar, más.

Cambios hubo en el último pleno del año en el Ayuntamiento de Salamanca, que pudieran pasar desapercibidos, pero que responden ya al santo y seña del nuevo alcalde. El primero, veremos si ha sido esporádico o tendrá continuidad, que no hubo receso durante la sesión y transcurrió continua de principio a fin. Intensa, por cierto, porque ya se nota el ambiente preelectoral entre Partido Popular, Partido Socialista, Ciudadanos y Ganemos. Pero el cambio más significativo fue dar voz a todos los concejales, en lugar de hablar sólo el portavoz, Fernando Rodríguez, o el viceportavoz, Julio López, ambos grandes oradores y con muchas tablas en la política. Algunos ediles estaban tan poco acostumbrados a hablar en el pleno que hasta dudaban en cómo accionar el micrófono. Pero es lo lógico, que el concejal de alumbrado hable de su parcela, la de salud pública la suya, el de obras la suya, y así sucesivamente. El PP quiere dar a entender que no sólo es un alcalde y un portavoz, sino todo un equipo engranado.

Hablando de cambios, en el alfoz de la capital se avecinan importantes en las principales candidaturas. Más de uno se va a llevar una sorpresa, pero también sus dirigentes cuando vean los resultados en las urnas el 26 de mayo de 2019. Pero ya saben, se dice el pecado, no el pecador. La próxima semana, les prometo más madera.