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Llave de Oro del Municipalismo para Tomás Rodríguez Bolaños

28 noviembre, 2018 14:24

Tomás Rodríguez Bolaños, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) entre 1985 y 1991 y primer alcalde democrático de Valladolid, recibirá la Llave de Oro del Municipalismo.

Así lo acordó ayer en Barcelona la Junta de Gobierno de la Federación en el transcurso de su reunión de noviembre, la primera que celebra este órgano de gobierno desde el fallecimiento de Bolaños, el pasado 2 de noviembre.

En concreto, el acuerdo prevé, a propuesta del presidente, Abel Caballero, "la tramitación del expediente previsto en el Reglamento de Honores y Distinciones y la posterior concesión de la Llave de Oro del Municipalismo a Tomás Rodríguez Bolaños, a título póstumo, en reconocimiento por su defensa de los intereses generales de las Entidades Locales españolas".

La Llave de Oro del Municipalismo es el máximo reconocimiento que otorga la Federación para premiar a aquellas personas físicas que, por su dedicación permanente o por la relevancia de sus actuaciones en el desempeño de su actividad "hayan favorecido de modo notable los intereses generales de la Entidades Locales españolas, el fomento y defensa de su autonomía o la consecución de cualquier otro de los fines de la FEMP".

Tomás Rodríguez Bolaños, "un gran hombre, un gran alcalde y un gran presidente de la FEMP", en palabras de Abel Caballero, fue elegido para la Alcaldía de su ciudad natal en las primeras elecciones democráticas tras la Dictadura, y mantuvo esa responsabilidad durante cuatro mandatos, hasta 1995.

Su compromiso con el municipalismo y con la FEMP empezó con la propia Federación a cuya presidencia llegó en 1985. Bajo su mandato se pusieron en marcha leyes y normas de especial relevancia para la Administración Local 2 española y, bajo los principios constitucionales, entonces recién asentados, se construyó la estructura de los Gobiernos Locales actuales.

Procesos negociadores, diálogo, reivindicaciones y consensos, todo ello a lo largo de los años en los que, además, se construía el Estado de las Autonomías en el que Ayuntamientos y Diputaciones y sus representantes en la FEMP que él lideró trabajaron arduamente para que nadie olvidase que una Administración preexistente a la autonómica, más próxima a los ciudadanos y acostumbrada a ser eficaz, seguía estando y demandando para ofrecer y garantizar servicios -los nuevos y los de siempre- a los ciudadanos de sus territorios.