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El Pucela no derriba el muro armero

10 noviembre, 2018 15:53

Con apenas un cambio respecto a los hombres que tan buen sabor de boca dejaron en el Bernabéu, el cumpleañero Sergio dispuso un equipo que cualquier aficionado del Real Valladolid ya se sabe de memoria. Y no empezó nada mal el conjunto local, dominando la posesión y con un Toni Villa muy inspirado. El canterano logró zafarse de la defensa rival y llegar hasta línea de fondo, cediendo un balón que Unal remató contra Riesgo, en la primera gran oportunidad del encuentro.

El Eibar fue encontrando su sitio poco a poco, sometiendo a una gran presión en campo rival al Pucela, que tuvo que rifar bastantes balones hacia delante. Sin emabrgo, los de Sergio se resistieron al pelotazo, tratando de jugar con combinaciones, gran parte de ellas por el costado izquierdo, pero sin encontrar el área.

Los de Mendilibar, con Orellana como capitán general, fueron sumando llegadas. Primero, el chileno regateó hasta el interior del área para encontrarse con Masip. Después, el propio Orellana remató con la testa un gran centro de Rubén Peña, con idéntico resultado: un Masip muy bien colocado en todo momento. Joan Jordán también amenazó la portería blanquivioleta con un zapatazo con rosca desde fuera del área, pero el arquero catalán no estaba por la labor de permitir el gol visitante.

El susto de la primera parte lo protagonizó Rubén Alcaraz, en un salto en el centro del campo, que pudo ser peor por las aparatosas quejas del centrocampista, aunque por suerte del Real Valladolid, todo quedó en un golpe y el marcador sin cambios al término del primer envite.

Dominio y presión armera

Tras el paso por vestuarios, el conjunto vasco continuó ejerciendo la presión que tan buen resultado le estaba dando. Los armeros llevaron la voz cantante, anulando a su rival, y sumando llegadas. Cucurella marró una gran opción tras un control exquisito de Diop en la frontal del área y minutos después, Charles se quedó cerca de anotar una chilena que hubiera sido un golazo. Pero la mejor oportunidad fue, precisamente, del brasileño, merced a un error grosero de Moyano. El delantero la mandó alta, completamente solo, dentro del área.

Ahí se empezaron a torcer las cosas para los visitantes y enderezar para el Real Valladolid. De un balón en largo surgió una galopada de Toni, cortada por Arbilla con la mano, lo que significó la segunda amarilla y la expulsión del central, con veinte minutos por delante, y el Pucela en la cresta de la ola. Verde, desde la frontal, amenazó con repetir golazo, pero esta vez se le fue el balón cerca del palo.

El italiano encendió a la grada, creando peligro en cada aparición y cargando la pierna izquierda siempre que pudo. Un nuevo zurdazo volvió a poner en peligro a Riesgo, que voló como pudo para estirarse, respirando al ver el disparo desviado por apenas unos centímetros.

Con la superioridad numérica y el cansancio acumulado del Eibar, el Real Valladolid lo intentó, mandando centros laterales y acumulando mucha gente arriba; pero no logró derribar la muralla armera, que se defendió a las mil maravillas en los instantes finales.

Un punto que para el Pucela, por los últimos compases, puede saber a poco, pero que sirve para seguir sumando y alcanzar ya 17 unidades en su casillero.