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En las entrañas del nuevo hospital: última tecnología y máxima seguridad

27 octubre, 2018 16:17

El complejo hospitalario de Salamanca se acerca a un momento trascendental, el traspaso de todos sus servicios desde el viejo Clínico Universitario, con más de cuarenta años de vida, al nuevo edificio. Todo está preparado ya para que los trabajadores y los pacientes no noten el cambio, un proceso para el que está llevando a cabo una ardua labor el Servicio de Mantenimiento, protagonista de esta serie que cada fin de semana se adentra en los entresijos del hospital.

Acompañados por José Cesáreo Martín Pérez, jefe del Servicio de Ingeniería y Mantenimiento, y Rodrigo Marino Metola, ingeniero encargado de mantenimiento, NOTICIASCYL recorre las entrañas del nuevo edificio industrial, equipado con la última tecnología y la máxima seguridad. Así, por ejemplo, todo el control de acceso es electrónico, sólo para personal autorizado a través de una tarjeta especial que se debe pasar por cada puerta.

En un gran patio interior se puede observar en primer lugar la central de gases medicinales, con los tanques para abastecer a todo el complejo sanitario, desde los grandes suministros eléctricos hasta aquellos que son necesarios en quirófanos.

Desde allí se puede acceder a la central térmica, que surte de agua caliente y calefacción ahora al vetusto Clínico, en el futuro el moderno hospital. Cuenta con cinco calderas de gas, pero enterrados hay también depósitos de gasóleo por si fuera necesaria su utilización. Un espectacular entramado de tuberías que funcionan con telegestión desde el control central, de tal manera que a distancia se puede controlar cuándo parar y arrancar, pero también detectar cualquier avería en su punto exacto.

Encima se situará la cocina, con un mayor espacio para elaborar los alimentos de todo el complejo sanitario. Un lugar que incluso tiene una parte en la que podrá recibir luz natural. Porque nada en el futuro hospital se dejará al azar, todo está milimétricamente estudiado y probado.

A continuación nos adentramos en la central de electricidad, con sus correspondientes transformadores. Probablemente la zona del Servicio de Mantenimiento que más ha evolucionado y mejorado sus prestaciones. En primer lugar, porque las dos líneas de Iberdrola ya no se estructuran con ramificaciones, sino que se trata de un anillo, de manera que si se produce una avería se puede aislar el punto concreto sin afectar al resto del hospital.

Tampoco volverá a producirse un apagón general como el que ocurrió hace dos veranos. Las dos líneas de Iberdrola estaban unidas en un mismo punto que falló, entonces saltó el grupo electrógeno de emergencia, pero tenía una capacidad para 1.000 caveas (kaveas, kilovoltioamperios, una unidad de potencia) y se estaban generando 2.000, por lo que todo el hospital se quedó sin luz hasta que pudo repararse la avería. ¿Qué pasaría ahora? En menos de doce segundos saltaría un grupo electrógeno con capacidad para 2.500 caveas. ¿Y si fallara? Hay otro con la misma capacidad. ¿Y si fallaran ambos? A mayores hay un sistema adicional de alimentación, el denominado SAI, con capacidad para abastecer a todo el hospital. ¿Y si fallara este equipo? No es posible, entonces estaríamos probablemente ante el fin del mundo.

Ironías aparte, lo cierto es que esta instalación asombra con sólo verla. Si se llega a poner en funcionamiento, su ‘tubo de escape’, por hacer un simil con la automoción, es como una furgoneta de grande. Para que no se pueda notar su puesta a punto la sala tiene material especial en los muros para absorber el sonido. Todo está lo más automatizado posible para evitar los errores humanos, con una serie de cortafuegos y sistemas secundarios con perfecta y milimetrada canalización. Tecnología del siglo XXI al servicio de los salmantinos.

Si impresiona la central de electricidad, no menos se puede decir de la zona que abastece de agua fría al hospital, la denominada zona de aljibes. Dos son las entradas de agua a través de Aqualia para una mayor seguridad en caso de avería externa en alguna de las canalizaciones. Pero volvemos a la misma hipótesis con con la luz, ¿qué pasa si hay avería en las dos entradas? El hospital dispone en sus entrañas de cuatro tanques de agua almacenada para dar servicio al todo el edificio durante unos dos días, tiempo suficiente para poder reparar las averías. Hay un quinto tanque con la misma capacidad, pero es independiente porque se usaría en caso de incendio. El abastecimiento de agua del hospital dispone de sus propios sistemas de cloración y filtración para evitar contaminaciones y que el agua sea de la mejor calidad, con controles periódicos.

El edificio industrial ya presta servicio al viejo hospital Clínico. Ha sido la parte más difícil de las obras del nuevo complejo sanitario, la que no se ve, proporcionar un mantenimiento de última generación para un edificio estructurado con la mentalidad de mediados del siglo XX. Así, mientras se elevaban los cimientos del nuevo edificio, visible ya desde varios kilómetros de distancia, bajo tierra se levantaba toda una estructura capaz de abastecer al Clínico para evitar más averías al mismo tiempo que se pensaba en el nuevo hospital Y todo ello sin que lo hayan notado trabajadores ni pacientes. Ha sido todo un desafío. Reza el dicho que la belleza está en el interior. En el caso del hospital de Salamanca, su fuerza y colchón de seguridad.