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‘La Esperanza’ brilla entre el luto de sus damas

30 marzo, 2018 04:08

La Virgen de la Esperanza se ha despedido esta mañana de la clausura del Convento de las Dominicas Dueñas, donde aguarda desde el pasado Martes Santo, cuando el Nazareno de San Frontis la acompañó en su recorrido para cruzar el Duero y encontrarse con las madres dominicas dueñas. En esta ocasión, son las mujeres de la Cofradía de la Virgen de la Esperanza, vestidas de riguroso luto, quienes la devuelven a la Catedral en esta mañana de Jueves Santo. Los vecinos de Cabañales despiden a la Virgen con sus mejores galas, con estampas de la Esperanza colgadas de sus balcones y ventanas.

Abrigo negro, peineta y mantilla es la elegante indumentaria de las damas, que se han encaminado hacia el Puente de Piedra. Los hermanos llevan túnica blanca, capa verde y caperuza blanco de raso. Preciosa estampa es la que ofrece la comitiva al paso del puente medieval. Las tulipas con velas encendidas invocan la llama de la esperanza, y convierten la procesión en un espejismo de luz que flota sobre el Duero.

La Virgen, que luce un manto de terciopelo verde esmeralda, regado de oro y estrellas, avanza en volandas por los barrios bajos, mientras los cargadores se preparan para el enorme esfuerzo que supone el ascenso por la calle Balborraz, uno de los momentos clave de la procesión y donde se agolpan los zamoranos.

Tras alcanzar la Plaza Mayor, ha continuado por Ramos Carrión, Plaza Viriato y Rúa de los Francos, y a partir de ahí este año ha conocido un recorrido nuevo tras los cambios por el estado de riesgo de un edificio en la Rúa de los Notarios, siguiendo por Plaza de los Ciento, Rúa del Silencio, Plaza de Arias Gonzalo, Obispo Manso, Plaza Antonio del Águila y Plaza de la Catedral, donde en el interior del atrio se ha vuelto a entonar la Salve en honor a la Virgen de la Esperanza, para finalizar la procesión. A los pies del cimborrio bizantino, las mujeres de luto forma un manto negro para arropar a la Virgen de la Esperanza, elevando al cielo su oración: Dios te salve, reina y madre...