Tomas-Hidalgo

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Opinión

Vergüenza, miedo al sorpaso no a la justicia

23 enero, 2018 18:55

Cuando la corrupción se asienta en los usos y costumbres de la política, en este caso la denominada por Ciudadanos “política bipartidista de amiguetes”, Cuando persiste y se hace indeleble en una democracia imperfecta, corrupción que no es expuesta, enfrentada, arrojada a la lupa de la justicia, solo la ética y moral de la sociedad es capaz (con el filtro democrático de unas elecciones) expulsar esa corrupción, esa mala praxis de su vida política y social.

Es ahora, cuando la sociedad española hastiada, narcotizada durante años, habitantes de un país puesto en duda, se despierta por la actividad beligerante de un nacionalismo radical con el que se han encamado (tantas veces como el poder estaba en juego) con ese bipartidismo pensando únicamente en sus ansias detentarlo; decía una nación que se despierta después de 35 años a base de otro golpe de estado, se enerva, enfada, solivianta.

Un país que reconoce sus errores y ejerce y aplica por medio del voto -única herramienta a su disposición para penalizar- un castigo electoral, una corrección al error, la defenestración hoy, tajante y oportuna del partido en el Gobierno  -el principal culpable- pero no el único.

Hoy los dos, la pareja, el bipartidismo, vuelven a retozar en el fango, ese camastro hediondo que han ido elaborando en estos 40 años de democracia con corrupción, si desfallecen si ven que por sí mismos no pueden defenderse, caen en ese lecho en el que se dan espalda con espalda, PP/PSOE, posición netamente defensiva cada vez que la justicia, a la que ya no pueden controlar tanto, los ponen a leer el Código Penal o cada vez que la oposición (día a día más fuerte) los sitúa “en las comisiones de investigación”.

Y no por vergüenza, les faltarán manos cual Eva para tapar tanta corrupción una vez expulsados de su paraíso, sin el poder de la política o la política del poder, su gran pérdida y ese es su verdadero miedo.

Hoy la palabra bipartidismo la han convertido en un castillo, fortaleza a defender de las comisiones de investigación; en la Asamblea de Madrid huyen despavoridos sin causa que lo justifique salvo el miedo al control, en otras se asocian para poner lo que saben y deben esconder a buen recaudo, lejos de las pesquisas de los oídos de los que conforman las comisiones.

En Castilla y León, la comisión de Caja-España, la mayor escenificación de sus temores, el desfalco de las cajas de ahorro, el coco del bipartidismo de amiguetes, se alían para esconderse y esconderlo, para no verse obligados a declarar en esa comisión, por otro lado, las eólicas también en Castilla y León y más miedo.

Así no se puede detentar el poder, con miedo e inseguridad que transmites al ciudadano.

Gobierno débil, sociedad insegura, ya lo dijo Publio Siro:

"Nadie llegó a la cumbre acompañado por el miedo".