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Opinión

Las mareas blancas, 20 de enero

18 enero, 2018 17:39

Las mareas blancas se han convertido en uno de los movimientos sociales más importantes de nuestro país. Surgen en la Comunidad de Madrid para luchar contra los Planes del Gobierno del Partido Popular sobre la intención de privatizar varios hospitales y centros de salud. Este fenómeno no fue sólo puntual o anómalo sino que se extendió por otras comunidades como Castilla y León, siendo el punto de inflexión las presuntas irregularidades que rodearon el proceso de construcción y gestión privada del Hospital de Burgos, además del deterioro progresivo de nuestro sistema sanitario en toda la comunidad. La política de recortes continuados, la reducción de camas y profesionales sanitarios, las listas de espera, la externalización de  servicios y conciertos con la sanidad privada, que aún siendo más costosos y menos eficientes, han sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los ciudadanos.

Las mareas blancas son un símbolo y han servido para concienciar a los ciudadanos de la necesidad de defender sus derechos y reclamar un sistema sanitario público real, pero lo mejor de todo es que han unido en una misma reivindicación a organizaciones sindicales, partidos políticos, asociaciones de vecinos y de pacientes, en algunos casos muy dispares, en una causa común, la defensa del sistema sanitario público. Es un cambio importante de mentalidad para todas las organizaciones que se han dado cuenta que la unión hace la fuerza. Hay que reconocer que las diferentes plataformas de Castilla y León han hecho un gran esfuerzo para establecer una estrategia común que permita responder con más contundencia a los constantes ataques de la Consejería de Sanidad.

El sistema sanitario público en Castilla y León está pasando por momentos muy críticos producto de la nefasta gestión de un Consejero que se agazapado en su cargo y ha perdido toda la credibilidad. Se han desmontado muchas de sus mentiras y su vanidad no le permite reconocer que no está a la altura del cargo que ocupa. Es un error seguir pidiendo su dimisión. Hay que exigir su destitución inmediata, porque cada día que pasa en el cargo es un riesgo para la salud de los ciudadanos. Su gestión con las listas de espera sobrepasa el tiempo de lo decente y el deterioro consentido de la sanidad pública, ha hecho levantar a la ciudadanía castellanoleonesa que no está dispuesta a pasar por alto una más de sus tropelías.

El sistema sanitario público de Castilla y León necesita de un cambio en profundidad para mejorar su eficacia, además de una despolitización total de sus gestores sanitarios que permitan llevar a cabo una gestión más profesional, eficiente y transparente lejos de la sombra de corrupción que les viene acompañando.

Se han perdido la universalidad, la accesibilidad y la equidad, principios básicos del estado del bienestar. Los ciudadanos lo saben y las mareas blancas han conseguido remover la conciencia colectiva, son conscientes del gran negocio que unos pocos están haciendo con sus vidas  y  se unen a las plataformas para detener estas tropelías y defender su dignidad

El día 20 Enero se celebra la primera manifestación regional sanitaria de todas las mareas blancas de Castilla y León y, aunque participan los partidos políticos a excepción del Partido Popular y Ciudadanos, no se debe considerar un acto político ni electoral como quieren hacer ver los dirigentes populares ante la falta de argumentos que justifiquen sus actos, es una protesta ciudadana, es la manifestación de la indignación.

Estoy convencida que va a contar con una amplísima movilización, hay motivos más que sobrados y yo estaré allí apoyando sus reivindicaciones como usuaria y trabajadora del sistema sanitario público.