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Unión de fuerzas para impulsar Zamora como Patrimonio de la Humanidad

15 febrero, 2019 14:20

La Comisión de Cultura y Turismo de las Cortes de Castila y León será la encargada de debatir la Proposición No de Ley impulsada conjuntamente por los Grupos Parlamentarios de PSOE, PP y Podemos “instando a la Junta de Castilla y León a potenciar e impulsar la candidatura de Zamora como ciudad Patrimonio Mundial de la Humanidad y a presentar en el Consejo de Patrimonio Histórico Español los trabajos necesarios encaminados a que la ciudad de Zamora quede inscrita en la lista indicativa, para que el Estado, a través del Gobierno de España, pueda elevar la candidatura de Zamora ante la UNESCO”.

La iniciativa paramentaría suscrita por PSOE, PP y Podemos y redactada por el procurador e historiador José Ignacio Martín Benito señala que la ciudad de Zamora cuenta con un rico conjunto artístico y monumental, herencia de su pasado histórico desde la Edad Media hasta nuestros días. Esa riqueza le valió la declaración de Conjunto Histórico el 8 de marzo de 1973 (BOE nº 74 de 27 de marzo de 1973).

Integran el conjunto un notable catálogo de edificios de diversas épocas, civiles, militares y religiosos, muchos de los cuales, por su singularidad, han sido también objeto de reconocimiento y declaración individual.

El primer reconocimiento oficial por parte del Estado fue en 1874 referente a la de la Puerta de doña Urraca, una de las entradas de la ciudad de Zamora, a la que siguió la declaración de la catedral en 1889. En 1910 se declaró como monumento nacional la iglesia de la Magdalena y en 1915 Santiago el Burgo. Desde entonces hasta hoy se fueron sucediendo varias declaraciones, que suman un total de 31.

Entre los muchos monumentos de la ciudad destacan el castillo y las murallas (declaradas en 1949) que, a su valor estratégico y militar, suma también el histórico y el literario, en torno a diversos episodios entre los que destaca el del conocido como “Cerco de Zamora” hacia 1072, tan ligado al Romancero viejo.

Zamora cuenta, sobre todo, con un notable catálogo de edificios de arte románico, que le hacen ser, sin duda, el principal conjunto urbano de arquitectura románica urbana de la Península Ibérica y uno de los más señalados de Europa en este tipo de manifestaciones artísticas. En efecto, la ciudad tiene en torno a una veintena de templos románicos; entre ellos cabe destacar la propia catedral de San Salvador y las iglesias de San Juan de Puertanueva, Santiago del Burgo, Santa María la Nueva, Santa María la Horta, San Claudio de Olivares, La Magdalena, San Cipriano, San Vicente, Santa Lucía, Santiago el Viejo, San Isidoro, Santo Tomé, San Leonardo, San Esteban, Santo Sepulcro, San Frontis, Espíritu Santo. Otras iglesias con elementos románicos son San Andrés, San Pedro y San Ildefonso, Santa María de los Remedios, así como las ermitas del Carmen del Camino y de Santa María de la Vega.

A ello se unen también conventos, hospitales y ermitas y, sobre todo, los puentes sobre el Duero, de origen medieval. Y sobre el Duero, los puentes, el de piedra y el de hierro. El primero conocido también como Puente Mayor, data, cuando menos, del siglo XIII; el de hierro es de finales del siglo XIX, proyectado por el ingeniero Prudencio Guadalajara. Es posible que el de piedra sea el mismo al que en 1167 se le conocía como “pontem novum”. Se diferenciaría así de un puente más antiguo, cuyos restos pueden verse aún derruidos sobre el lecho del río a la altura del barrio de Olivares.

Palacios y casonas de los siglos XVI, XVII y XVIII completan la estampa de una ciudad episcopal, que llegó a ser también sede de la Capitanía General de Castilla La Vieja en el siglo XVIII. De las construcciones civiles cabe señalar la Casa Consistorial y La Alhóndiga; entre los palacios destaca el de los condes de Alba y Aliste (hoy Parador Nacional de Turismo) y la conocida Casa de los Momos (sede de la Audiencia provincial).

Los siglos XIX y XX fueron épocas de una intensa actividad urbana, de la que el legado acaso más significativo sea el conjunto de casas modernistas. Cerca de 20 edificios de este estilo se localizan en el entorno de la calle de Santa Clara, lo que ha llevado a Zamora a integrarse en la Red Europea de Ciudades Modernistas. Entre los arquitectos modernistas destaca el catalán Frances Ferriol i Carreras, que llegó desde Barcelona para desempeñar su puesto de arquitecto municipal entre 1908 y 1916. Es en ese periodo cuando se levantaron la mayor parte de los edificios modernistas de Zamora. Entre estos edificios cabe señalar el Laboratorio municipal (1909), la Casa de Mariano López (1908), la Casa de Gregorio Prada (1908), la Casa de Crisanto Aguiar (1908) y el edificio de la Calle Traviesa (1908); la Casa Montero (1910), la Casa de Juan Gato (1910) y la Casa de Faustina Lirado (1910); la Casa Martín de Horna (1908), la Casa de Valentín Matilla (1911), la Casa Miguel Hervella (1911) y la Casa Tejedor (1913). Otro de los arquitectos modernistas con obras en Zamora fue Gregorio Pérez Arribas, que proyectó la Casa de Valentín Guerra (1907), la Casa de Francisco Antón (1913) y la Casa Fernando de Rueda (1918). Destaca también El Casino (1905), obra de Miguel Mathet y Coloma.

En las últimas décadas varias han sido las actuaciones promovidas por las diversas administraciones encaminadas a recuperar, conservar y rehabilitar tanto los inmuebles declarados BIC como el conjunto histórico en general. La puesta en valor del patrimonio histórico y artístico en Zamora está contribuyendo a la difusión de la ciudad y de sus valores paisajísticos y culturales.

Todo ello hace de Zamora una ciudad que ha sabido mantener el legado de su pasado histórico y que, en consecuencia, puede contar en el comienzo del siglo XXI con un conjunto histórico, artístico y monumental de una gran riqueza y armonía, que le hacen acreedora de optar a ser reconocida como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.