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Vuelta al siglo XVI con esta comedia romántica

14 febrero, 2019 10:05

La programación de la Temporada de Teatro y Danza continúa este jueves (21.00 horas) en el Auditorio ‘Ciudad de León’ con esta versión de la dramaturga Ana Zamora de la obra de Bartolomé Torres Naharro, un dramaturgo de gran renombre en el siglo XVI pero que actualmente apenas se representa. Esta obra (60’) está dentro del abono de adultos aunque también se puede comprar la localidad suelta a un precio de 10 euros.

En la sencillez y elegancia se demuestra el complicado entramado de un trabajo hecho con minuciosidad. La compañía Nao d’Amores, surgida en 2001 de un colectivo de profesionales del teatro clásico, los títeres y la música antigua, presenta mañana en el Auditorio ‘Comedia aquilana’, una obra dirigida por Ana Zamora, que decidió rescatar a su autor Bartolomé de Torres Naharro, un dramaturgo de gran renombre en el siglo XVI pero que actualmente no se representa.

La obras del extremeño Torres Naharro (1485-1530) gira en torno a los amores del caballero Aquilano con la princesa Felicina, hija del rey Bermudo en la que se cree que fue la primera comedia romántica que se escribió para teatro en español. Bartolomé de Torres Naharro, a pesar de haber sido uno de los autores fundamentales de la historia del teatro español, y el dramaturgo cuyas obras consiguieron mayor difusión a lo largo del siglo XVI, es hoy un gran desconocido sobre las tablas.

La celebración en la temporada 2017/2018 del 500 Aniversario de la publicación de la Propalladia, gran compendio de sus obras cuyo Prohemio constituye la primera preceptiva teatral en lengua romance, fue la mejor ocasión de recuperar para la práctica escénica a este gran dramaturgo que, planteándose la necesidad de aunar la praxis y la teoría, inició una nueva comedia renacentista. Ocasión en la que Nao d´Amores y la Compañía Nacional de Teatro Clásico participaron en esta conmemoración abordando la puesta en escena de la Comedia Aquilana.

Estudios de carácter filológico han demostrado la influencia italiana en el nacimiento de la comedia española. Sin embargo, quedaba pendiente una importante tarea: la de indagar desde una perspectiva multidisciplinar, práctica, en otras influencias escénicas que sentaron las bases para el nacimiento de una identidad teatral propia, nacional, aunque con profundas raíces en la cultura teatral europea.

Torres Naharro y su obra

Poco se sabe de la vida de Bartolomé de Torres Naharro y muchas de las noticias que tradicionalmente se aceptan, se deducen de algunos pasajes de sus obras donde parece que alude a sucesos de su propia vida.

Nacido en la Torre de Miguel Sesmero, provincia de Badajoz, en el penúltimo decenio del siglo XV, quizá en torno a 1485, es probable que estudiara en Salamanca, para desempeñar posteriormente funciones eclesiásticas en su diócesis natal. A comienzos del siglo XVI, tras residir algún tiempo en Valencia, emprendió viaje a Italia, y tras sufrir un naufragio y un corto cautiverio por los piratas agarenos, llegó a Roma, donde dio a conocer sus obras durante el pontificado de León X.

Representó sus comedias en palacios cardenalicios, como el de Giulio de Medici, y el del también extremeño Bernardino de Carvajal, cardenal de la Santa Cruz en Jerusalén, con asistencia de importantes personalidades de la época. En 1517 abandonó Roma, para llegar a Nápoles, buscando la protección de la nobleza, dedicando a Fernando Dávalos, marques de Pescara y capitán general de la infantería española en Italia, la primera edición de la Propalladia, gran compendio de sus obras. A partir de esa fecha no sabemos ya apenas nada de su vida, aunque parece que pudo residir en Sevilla, falleciendo quizá hacia 1520 o 1530.

Torres Naharro ocupa un lugar fundamental en la historia de nuestro teatro, y ya en su época fue un reconocido autor dentro y fuera de España. Quizá su mayor aportación sea el haber formulado por vez primera unos principios de teoría teatral, en el célebre Prohemio de su Propalladia, más de medio siglo antes que otros dramaturgos como Lope de Vega.

En su obra, aparecen ya toda una serie de elementos dramáticos que adelantan el mundo de la comedia barroca, como la incorporación del tema del honor a la trama, las escenas de enredos y lances amorosos, la presencia de los criados envueltos en una acción segunda, reflejo y contrapunto de la acción principal y la utilización sistemática del verso que queda reconocido como principal marca artística de la comedia.

Escribió un total de nueve obras dramáticas, varias de ellas políglotas, que divide en comedias a noticia y a fantasía. A esta última definición, que integra las piezas de costumbres urbanas donde el principal motor es el amor, pertenece nuestra Comedia Aquilana, una obra de madurez que debió ser escrita hacia 1520, para ser representada en el contexto de la celebración de una boda.

Torres Naharro, perteneciendo a un ámbito eminentemente renacentista, revela ya en esta obra un dominio absoluto de la técnica teatral, construyendo una pieza divertida y a la vez evocadora, que es a la vez todo un alarde de uso conciso y expresivo del lenguaje. Un texto que fue un verdadero éxito en su época, y que a través de esta puesta en escena, vuelve a formar parte de nuestro repertorio clásico español.

La obra

La historia gira en torno a los amores del escudero Aquilano y la princesa Felicina, hija del Rey Bermudo. Durante el encuentro nocturno de los amantes, Aquilano, herido de amores, cae al jardín siendo descubierto por los hortelanos Dandario y Galterio, que alertan al rey. Los médicos de palacio diagnostican su mal de amores por la princesa y Bermudo quiere ordenar su muerte.

El criado Faceto revela entonces que en realidad Aquilano es hijo del rey de Hungría, lo que hace que el rey renuncie a la venganza y autorice la boda. Felicina, en tanto, sale al jardín a suicidarse, pero la criada Dileta llega con las buenas noticias y evita su muerte. Todos los personajes aparecen en escena y la obra concluye con el abrazo de los futuros esposos.