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Ejemplos de superación: Alejandro Sánchez Palomero, medalla de oro en sueños

3 febrero, 2019 10:51

*Si quieres contar también tu historia o conoces a alguien que merezca ser protagonista de esta serie, puedes ponerte en contacto con NOTICIASCYL a través del correo electrónico salamanca@noticiascyl.com o del teléfono 620 83 36 56.

La vida siempre pone a prueba al ser humano. La caprichosa montaña rusa transcurre entre altibajos que obligan a adoptar una posición ante las adversidades. Y siempre se puede elegir entre dejarse llevar por la inercia o intentar marcar el rumbo hacia una meta más próspera. NOTICIASCYL ha puesto en marcha una serie dominical con los testimonios de salmantinos que no se resignaron ante su destino y decidieron luchar para sortear cada día los obstáculos. Así, se han convertido en ejemplos de superación cuya historia puede ser el espejo donde mirarse otros en su misma situación.

Alejandro Sánchez Palomero es el cuarto protagonista. Este deportista salmantino de 32 años arrastra una discapacidad desde los 17, pero en la actualidad está inmerso en la preparación de las pruebas que le puedan otorgar la clasificación para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 en la disciplina de triatlón. Un accidente con su moto le cambió la vida, pero los suyos y el deporte fueron el vehículo adecuado para salir adelante y convertiste en triatleta paralímpico de élite, con una excelente hoja de resultados, además de un experimentado conferenciante que hace de su historia, como en esta serie, un ejemplo de superación.

Nacido en Salamanca, reside en Mallorca donde se entrena con el equipo Mallorcatraining para alcanzar sus ambiciosos objetivos. El próximo 28 de junio arrancan los campeonatos clasificatorios para la cita olímpica y Alejandro no quiere esperar a 2020, quiere estar clasificado “dentro de 2019”. Pació a caballo entre la capital del Tormes y el vecino municipio de Cabrerizos donde pasó una feliz infancia. El deporte ya era parte importante de su vida, sobre todo la natación, que le llevaba a poner el despertador antes de las 6:30 horas cuando empezaba a entrenar para llegar a tiempo al colegio. Ya competía a nivel nacional.

Con solo 17 años, repleto de sueños pegados a su formación-iba a estudiar Arquitectura en la Universidad y quería ser bombero- sufrió un desgraciado accidente cuando regresaba a casa con su moto y se estrelló al tratar de evitar a un peatón que estaba cruzando mal. Cambió el orden de las cosas. “Cuando sufres una desgracia, un toque de atención o como quieras llamarlo, que nos puede pasar a cualquiera, puede ser la única forma de darte cuanta de las cosas importantes. Pero no tienes que esperar a que te pase algo para que darte cuenta, aunque lo cierto es que el accidente me ayudó a valorar más a mi familia y amigos y las personas más cercanas”.

De repente, un nadador como él, con el sueño de ser bombero, había perdido por completo la movilidad de su brazo derecho. Tocaba empezar casi de cero. Incluso aprender a escribir de nuevo, ahora como zurdo. Aquel hombre había tomado una decisión equivocada que había puesto patas arriba su proyecto vital. Sin embargo, Alejandro fue capaz de sobreponerse, retomó los estudios, se licenció en Publicidad y Relaciones Públicas, es máster en Comunicación y Periodismo Deportivo y máster en Coaching e Inteligencia Emocional. Además, retornó al deporte de la mano del Club Acuático Salamanca y renovó sus sueños para seguir adelante.

¿La clave? Seguramente son muchas. La ausencia de rencor es una. “Pienso que las personas que son capaces de perdonar van por delante como seres humanos. Siempre tengo presente a alguien como Irene Villa, que he tenido el placer de conocerla, y valoro mucho cómo ha sido capaz de perdonar a los terroristas que le hicieron perder las piernas. Para mí es un ejemplo. Desde luego, aquel hombre no ocupa ni un segundo en el pensamiento de uno de mis días. Vivo indiferente. Al principio sí tuve malos sentimientos hacia él y también de rabia, pero no pienso en él ya. Imagino que sí le he perdonado porque me resulta indiferente. La verdad es que sí que confío que tenga conciencia y piense que se equivocó”, reflexiona.

Otra de las claves de la recuperación tras un accidente con consecuencias tan evidentes es la integración social en el medio con el que convives. La mayoría de las personas facilitaron las cosas a Alejandro, también hubo quien no, pero la clave está en sí mismo. “Alguien ha habido que no ha sabido aceptarme, pero han sido casos muy puntales y seguro que por el desconocimiento de mis capacidades. Me sobran dedos de una mano para contar los casos. Al final, dependía más del nivel de mi autoestima. Recuerdo a una persona, al principio, que me pilló en un momento bajo y su negativa a ayudarme fue un golpe para mí, pero al final lo importante es tu nivel de autoestima y el conocimiento de tus capacidades”, explica.

A partir de ahí, y habiendo dejado atrás sus fantasmas, Alejandro Sánchez Palomero se convirtió en un deportista de referencia a nivel internacional. Participó en los Juegos Paralímpicos de Pekín en 2008 y ganó una medalla de bronce en 100 metros braza. Tan solo habían pasado cuatro meses desde el accidente. Estuvo presente en la siguiente cita paralímpica, Londres 2012, donde no obtuvo los resultados esperados y en 2013 se tomó un respiro en su carrera. Tan solo un año tardó en darse cuenta de que el deporte era demasiado importante en su vida y en 2014 comenzó a prepararse en la disciplina del triatlón. Su palmarés lo dice todo: doble subcampeón del Mundo, doble campeón de Europa y en duatlón, subcampeón de Europa y también del Mundo. Casi nada.

Además de su faceta como deportista, Alejandro imparte conferencias en las que explica su experiencia para inspirar a jóvenes que hayan corrido una suerte similar. “Siempre intento hablar de tener pasión e ilusión por algo en la vida. Da igual lo que sea, pero encontrar que te llene y te haga feliz. Después, no abandonarlo y llevarlo hasta el final con esfuerzo, sacrificio y ganas. Siempre hacia delante por el sueño, a pesar de los problemas. Al final la vida son muchas cosas buenas y cosas no tan buenas que hay que aceptarlas. Aceptarlo todo te hace más libre y más consciente para verlo todo con perspectiva”. Lección de vida.