Castilla y León

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Un cautiverio eterno en un castillo vallisoletano

4 febrero, 2019 14:25

A unos 50 kilómetros de Valladolid se ubica el municipio pucelano de Curiel de Duero. Perteneciente a la Comarca de Campo de Peñafiel, este bello pueblo cuenta con algo más de un centenar de habitantes y con una superficie, en lo que a los kilómetros cuadrados se refiere, de poco más de 19.

Sin embargo, lo pequeño de su tamaño no le ha impedido construir una historia rica estudiada por muchos y que merece la pena ser conocida. La localidad fue la cabecera de la Comunidad de Villa y Tierra de Curiel dentro del territorio conocido como la Extremadura Castellana y ha sido también nombrada como Curiel de los Ajos por la calidad de estos.

Cuenta con dos castillos de bella e imponente presencia. Uno de ellos, el de Curiel, se ha reconvertido en hotel mientras que el Castillo-Palacio de los Zúñiga conserva hoy en día su majestuoso aspecto. También cuenta con dos iglesias de la misma elegancia. Una, la de Santa María, con un artesonado mudéjar que ha sido restaurado recientemente y otra, la de San Martín, que reina imponente en la localidad.

 

Las primeras referencias documentales de Curiel se dan entre los años 1045 y 1065. La moneda de cobre del emperador Arcadio que se encontró entre los restos arqueológicos del castillo de arriba que se conocía como el de Doña Berenguela atestigua el pasado romano de la villa, con una inscripción que decía: ‘Hic Curules me fecere’ (aquí me construyeron los Cureles).

Fue Leonor de Plantagent, la hermana de Ricardo Corazón de León, la que entregó el castillo de Curiel como dote al casarse en 1170 con el monarca Alfonso VII, mientras que Berenguela la Grande fue señora de Curiel durante el reinado de Fernando IV de Castilla, entre finales del S.XIII y principios del XIV, dotándose al municipio del mismo fuero real que a Peñafiel, cuya fortaleza también se puede apreciar prácticamente desde Curiel.

La importancia de los castillos de Curiel de Duero es vital para entender esta historia. Uno de ellos continúa, mientras que el otro, el de Doña Berenguela, ubicado en lo alto y reconvertido a hotel, conserva parte de la torre del homenaje, las paredes que rodean al recinto y una gran historia.

Es la fortaleza más antigua de la provincia pucelana. Del siglo X y un dicho popular asegura que ‘Buen castillo tendría Peñafiel, si no tuviera a la vista el de Curiel’. Fue aquí donde estuvo preso el hijo de uno de los reyes más controvertidos a lo largo de la historia como era Pedro I el Cruel.

Enrique II acabó con su vida para mandar encarcelar a los hijos del fallecido. Sancho que murió a los siete años fue encarcelado en el Castillo de Toro mientras que Diego de Castilla y Sandoval fue encarcelado en este de Curiel.

Diego permaneció allí nada más y nada menos que 54 años en el que se conoce como uno de los cautiverios más largos de la historia de nuestro país y falleció en el Castillo de Coca a las 64 primaveras tras ser liberado por Álvaro de Luna, casado con una de sus hijas, en 1434.

Se casó con la hija del alcalde del castillo y practicaba la caza en los alrededores aunque siempre sin abandonar el lugar.

Diego, sumergiéndonos en la historia más profunda de nuestra provincia, protagonizó un cautiverio eterno por el simple ‘delito’ de ser el hijo de Pedro I El Cruel. Una leyenda que merece la pena ser conocida.