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La "extrema tristeza" de Sara un mes antes de su muerte

8 mayo, 2019 16:58

Un agente de la Policía Nacional, integrante de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM), ha subrayado este miércoles el semblante de "extrema tristeza" que la niña Sara, de 4 años, presentaba un mes antes de su muerte en agosto de 2017 y de cuyo presunto crimen están acusados tanto su madre biológica como el novio de ésta.

El testigo, en el juicio con jurado que se sigue en la Audiencia de Valladolid, fue uno de los encargados de visionar los teléfonos móviles de Davinia M.G. y Roberto H.H, así como de Andrea, de 12 años e hija mayor de la primera, con motivo de la investigación abierta a raíz de la muerte violenta de la pequeña Sara el día 3 de agosto de 2017 en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, un día después de que fuera hallada en el domicilio de su madre tras haber recibido, presuntamente, una brutal paliza y fuera violada vaginal y analmente.

El agente, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha puesto el énfasis, sobre todo, en el contraste de la alegría que presentaba la niña en las más de 6.000 instantáneas extraídas del móvil de su madre y la "extrema tristeza", junto con su "deterioro deterioro físico", observados en las tomadas durante un mes antes de su fallecimiento, casualmente el mismo periodo en el que Roberto H.H. mantuvo una relación de noviazgo con la madre y también coacusada.

El miembro de la UFAM ha contrastado igualmente el abundante material obtenido del móvil de ella con el casi nulo hallado en el terminal telefónico de Roberto, sobre todo al constatar el borrado de más de 2.000 archivos de un total de 18.000, incluidas fotos y whatsapp, con lo que solo quedaban, por su relevancia, cinco instantáneas de Sara, tres de los moratones que presentaba en la cara el 28 de julio y dos de su desordenada habitación que el acusado envió a Davinia con una serie de comentarios.

El funcionario policial también ha relatado que el día 2 de agosto de 2017, cuando se desplazó al Clínico Universitario tras ser advertido del ingreso de Sara en muy grave estado, se entrevistó con Davinia para interpelarle por las lesiones que presentaba y ella las atribuyó a un golpe accidental en la sien con una mesita ocurrido el 28 de julio y aseveró que ya la había llevado a un pediatra. "Sin embargo, cuando le preguntó si ese médico era hombre o mujer no dijo nada", ha incidido el policía.

Su hija muere y ella piensa en el trabajo

Pero lo que más sorprendió al testigo se produjo poco después, en el momento en que se comunicó a la madre que su hija acababa de fallecer en la habitación del hospital. "¡Agachó la cabeza, lanzó un ligero sollozo y siguió como si nada!", recuerda el miembro de la UFAM, que añade que al poco tiempo Davinia "se levantó de la silla y dijo que se iba a casa porque al día siguiente tenía que trabajar, ¡y eso a pesar de que su hija estaba en muerte cerebral!".

Las pesquisas posteriores llevaron también a interrogar al novio de la madre, que negó cualquier responsabilidad, y a la hija mayor de Davinia, primero en el mismo hospital y días después, el 8 de agosto, en la casa de acogida donde se hallaba tutelada, sin que en momento alguno la menor llegara a contar algo que pudiera incriminar a los dos acusados.

También se ocupó de llamar por teléfono al padre biológico de la niña, Marinel, ciudadano rumano que por aquel entonces recibió en "shock" la triste noticia en su país de origen. El progenitor de la pequeña, precisamente, comparecerá mañana para prestar testimonio como testigo.

Incluso los investigadores llamaron a compañeros del cuerpo en Medina del Campo, lugar de residencia de los padres de Roberto, para indagar sobre su personalidad y por comentarios realizados por los progenitores conocieron que éstos "tenían problemas con su hijo porque era muy agresivo, consumía cocaína y en alguna ocasión había roto muebles de la casa".

La séptima jornada del juicio por la muerte de Sara se ha iniciado con la prueba que no pudo practicarse el pasado día 3 de mayo, cuando la vista fue suspendida de forma sorpresiva ante el fallecimiento del padre del presidente del tribunal sentenciador, si bien ha comenzado con más de hora y media de retraso ante la ausencia de un miembro del jurado que ya había advertido de que tenía una consulta médica.

Dado que el integrante del jurado no aparecía, éste ha sido finalmente sustituido por el primero de los dos suplentes para todo lo que queda del proceso judicial, que entrará este jueves en su octavo día con la práctica de nuevas testificales, entre ellas la ya citada del padre biológico de la pequeña fallecida.

El banquillo lo ocupaban la madre y el novio de ella, quienes podrían ser condenados a penas de prisión permanente revisable.