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Escuernavacas, nombres de pueblos de Salamanca que sorprenden a los forasteros

4 diciembre, 2019 10:58

La provincia de Salamanca cuenta con un total de 362 municipios, la gran mayoría de ellos de un nivel poblacional muy bajo. Muchos de ellos son localidades con nombres curiosos en los que los salmantinos, en general, no reparan salvo algunos casos especiales. Pero más allá de tenerlos interiorizados y no prestar atención a su significado real, los visitantes que desconocen estos pueblos se quedan sorprendidos. A este respecto, conviene destacar los que escribía Antonio Llorente Maldonado, "los topónimos salmantinos que parece proceden directamente, que presumiblemente son una consecuencia directa, de la colonización y romanización de las épocas republicana e imperial". El origen de todos ellos es distinto, unos son más antiguos que otros y por ejemplo, en el caso de la Comarca de Ciudad Rodrigo, muchos de los nombres están relacionados con las repoblaciones de la Edad Media, con gentes de otros puntos de Castilla y León o con asturianos o navarros, el caso de Gallegos de Argañán.

Lo cierto es que hay topónimos para todos los gustos y colores, algunos de ellos son hidrónimos, es decir, hacen referencia a ríos, como es el caso de Martín de Yeltes que antes se llamaba Martín del Río o Puebla de Azaba. Los vegetales son otra clara referencia, El Maíllo quiere decir el manzano, y Guadapero, es también el nombre de un árbol. Si se mira hacia la zona de El Rebollar, el municipio de Robleda, debe su designación precisamente a eso, a que era una zona de muchos robles. Hay más ejemplos, como el caso de Fuentes de Oñoro, que es una fuente de alisos. Otros, como Aldea del Obispo, la aldea en la que vivió un obispo; en Castillejo de Martín Viejo, se asentaría un señor del mismo nombre, Martín Viejo, al que se le supone un pequeño castillo. Y Navasfrías, en un naval, donde se sembraba, en el que hacía mucho frío. O más sugerente aún Puerto Seguro, que antes se llama Barba de Puerco.

NoticiasCyL Salamanca ha elaborado una lista con los pueblos de la provincia que se caracterizan por tener nombres más singulares, si bien, hay muchos otros:

En la Comarca de Béjar hay varias localidades que se caracterizan por tener un nombre cuanto menos peculiar, entre ellas se encuentra Cantagallo, como también Garcibuey, o los propios Peñacaballera, Peromingo o Valdehijaderos.

En la comarca de Ciudad Rodrigo son varios los municipios con nombres sugerentes, al margen de los descritos anteriormente, como Agallas, o Dios le Guarde. Pero no deja de extrañar Morasverdes, Pastores y Peñaparda. Sugerente por el apego a la religión es Sancti-Spíritus. Del más allá habla Sepulcro Hilario, y cerramos con Zamarra.

Por Tierra de Peñaranda existen topónimos como Aldeaseca de la Frontera, y Cantalapiedra, Cantalpino y Palaciosrubios, en la zona de Las Villas. Pero también llaman la atención Malpartida, Tordillos, Villaflores o el mismo Ventosa del Río Almar.

En la nueva denominación política de Comarca de Salamanca, donde integramos Alba de Tormes, Guijuelo y Ledesma, nos encontramos con nombres como Aldealengua, Aldeatejada y Barbalos. No menos sugerente es Buenamadre, Calvarrasa de Abajo y de Arriba, Machacón, Moriscos, Narros de Matalayegua, Pelabravo, hasta Los Santos y La Sierpe.

Finalmente, la comarca de Vitigudino sí goza de muchos topónimos que llaman la atención, tanto de municipios como pedanías o entidades locales menores que, en su día, también fueron pueblos con ayuntamiento. Empezamos por los cuatro más sugerentes, como Escuernavacas (Moronta), Villarmuerto, Villasdardo o Villargordo. Pero también tienen su interés topónimos como Bañobárez, Barceo, Brincones, Cabeza del Caballo, Cerezal de Peñahorcada o El Cubo de Don Sancho. No menos curiosos son Encinasola de los Comendadores, Espadaña, Fuenteliante, Gejuelo del Barro, Valsalabroso o La Zarza de Pumareda.

Y como buen arriero transitando por los caminos de Salamanca, 'piensará' siempre el primero.

De Lumbrales el buen vino,
de Peralejos el jarro,
el buen bebedor de Yecla,
el escacián de Cerralbo.
De Aldeadávila los buenos,
los vinos, pero no ellos,
de Corporario los malos;
de Masueco los guinderos,
de Pereña los hidalgos,
o perros que dicen galgos;
de Villarino pleitistas
que pleitan por un ochavo.
De Fermoselle judíos
por todos cuatro costados.
De Cabeza los modorros,
Trabanca chancas de palo,
Almendra los burriqueros,
de Sardón los mutilados,
de Monleras son las tutas
de Villaseco verraco;
de Moscosa las gallinas
y del Campo son los gallos;
de Cipérez son las brujas
y de Pelayo los zánganos.